En una nueva ola represiva en contra de la Iglesia católica de Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega detuvo, en horas de la noche del domingo, primero de octubre, al padre Cristóbal Reynaldo Gadea, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Merced, de El Cuá, Jinotega.
Fuentes denunciaron, en condición de anonimato, que el religioso fue sacado de la casa cural de El Cuá, de la Diócesis de Jinotega y que está a cargo de monseñor Enrique Herrera, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN).
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Gadea se suma a los sacerdotes Iván Centeno, párroco de la iglesia Inmaculada Concepción, de Jalapa, Nueva Segovia, y Julio Ricardo Norori, párroco del templo San Juan Evangelista, de San Juan del Río Coco, perteneciente a la Diócesis de Estelí, secuestrados este fin de semana.
Por su parte, la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN) demandó la libertad del padre Cristóbal Gadea, quien, según afirma, «fue violentamente detenido, —por la Policía orteguista—».
Con estos tres nuevos sacerdotes, la dictadura Ortega-Murillo eleva la lista de religiosos presos a 10. Hasta antes de los tres sacerdotes detenidos el domingo, primero de octubre, Ortega ya tenía en sus prisiones a monseñor Rolando Álvarez Lagos, obispo de la Diócesis de Matagalpa; al padre Manuel Salvador García, de Nandaime; y a monseñor Leonardo Urbina Rodríguez, de Boaco.
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Los tres están en la prisión desde el 2022 y fueron dejados bajo candado, pese a la liberación y destierro ejecutada el nueve de febrero de 2023, fecha en que el régimen expulsó a nueve religiosos, entre los 222 prisioneros políticos, a quienes envió a Estados Unidos.
Manuel Salvador García, párroco de la iglesia Jesús de Nazareno, en el municipio de Nandaime, de la Diócesis de Granada, fue aprehendido el primero de junio de 2021, mientras que García fue condenado a dos años y ocho meses de prisión por los supuestos delitos de lesiones físicas y psicológicas en perjuicio de Martha Candelaria Rivas, quien se negó a denunciar al religioso y fue acusada por el supuesto delito de «falso testimonio». También está encarcelada en la prisión de mujeres «La Esperanza».

Mientras que monseñor Leonardo Urbina Rodríguez, párroco de la Iglesia del Perpetuo Socorro, de Boaco, el régimen lo detuvo el 13 de julio en su ciudad. El régimen lo condenó a 30 años de cárcel por el supuesto delito de violación a una menor de 14 años y lesiones psicológicas leves en perjuicio de la víctima de iniciales M.J.V.S. de 12 años.
Hasta la fecha, el régimen de Nicaragua no ha cesado su asedio y represión en contra de la Iglesia católica. Además de detener a sus sacerdotes, la justicia orteguista ha desterrado y obligado al exilio a otros; también mantiene una acusación por supuesto lavado de dinero en contra de la institución religiosa.