Los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo no dan tregua en su estrategia de radicalización de su régimen y este fin de semana emprendieron una nueva escalada represiva contra la Iglesia católica y contra el partido indígena Hijos de la Madre Tierra (Yatama, por sus siglas en misquito). En ambos casos, dirigentes opositores han señalado que la dictadura de Nicaragua está empeñada en silenciar a la institución religiosa y acallar la resistencia indígena en el Caribe Norte.
Contra la Iglesia católica de Nicaragua los ataques del régimen han sido sostenidos pero arreciaron este fin de semana cuando ejecutaron el secuestro de 3 sacerdotes: Iván Centeno, párroco de la iglesia Inmaculada Concepción, de Jalapa, Nueva Segovia; Julio Ricardo Norori, párroco del templo San Juan Evangelista, de San Juan del Río Coco, perteneciente a la Diócesis de Estelí y Cristóbal Reynaldo Gadea, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Merced, de El Cuá, Jinotega, que hace parte de la Diócesis de Jinotega.
Con estas tres detenciones la dictadura suma 11 sacerdotes privados de libertad. Nueve de ellos están encarcelados en celdas del Sistema Penitenciario Nacional y 2 en arresto domiciliario, recluidos en el Seminario La Purísima de Managua.
Secuestros de sacerdotes provocan repudio generalizado
El obispo auxiliar de Managua en el exilio, monseñor Silvio Báez calificó de «feroz persecución» los nuevos ataques contra la institución religiosa y pidió a la Iglesia en el mundo entero «sus oraciones por Nicaragua y por nuestra Iglesia perseguida».
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En tanto el movimiento juvenil opositor, también en el exilio, Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN) demandó «la libertad de los sacerdotes Julio Norori y José Centeno, secuestrados por la Policía Sandinista bajo las órdenes de la dictadura, la persecución contra la Iglesia debe parar». Mientras que el exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA) Aturo McFields catalogó los nuevos secuestros como «ataques y violencia contra la iglesia».

Para Ivania Álvarez, de la Articulación de Movimientos Sociales (AMS), la represión ha sido sostenida. Cada mes reciben reportes de nuevos opositores detenidos o citados a una estación policial y este mes se inició con el secuestro de los sacerdotes y los líderes indígenas de Yatama.
Pretenden imponer silencio a cualquier costo
La dirigente de la sociedad civil María Teresa Blandón advierte que la dictadura ejecuta una estrategia permanente de persecución, de amenaza para impedir que cualquier persona se pronuncie, critique o denuncie la violación de derechos humanos. «El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo deja claro que hay interés de silenciar todas las voces, vengan de donde vengan», denuncia Blandón.
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Por su parte, el periodista especializado en temas de la Iglesia Israel González Espinoza reiteró su advertencia de que la dictadura pretende «aniquilar la voz profética de la Iglesia dentro de Nicaragua». Asimismo llamó al pueblo católico, a seguirlos denunciando porque «este tipo de violaciones no se pueden callar».
Secuestros de líderes de Yatama: preludio de algo peor contra pueblos indígenas
Tras el secuestro, el pasado 29 de septiembre, del «Ta Upla» (máximo líder) del partido indígena Yatama y diputado ante la Asamblea Nacional, Bruklyn Rivera, y dos días después de su suplente en el Legislativo y presidenta de Yatama, Nancy Henríquez, analistas políticos y la propia dirigencia de la organización caribeña han advertido que las capturas de sus dirigentes podría ser el preludio de algo peor que preparan los dictadores contra los pueblos autóctonos.
El politólogo y dirigente opositor Félix Maradiaga, desterrado a EE.UU., analiza que, la detención arbitraria de Brooklyn Rivera y Nancy Henríquez, los dos máximos dirigentes de Yatama, al igual que todos los otros secuestros perpetrados por la dictadura, debe ser repudiada.
«El mensaje es claro, la familia dictatorial no respeta a ninguno de sus aliados actuales o antiguos, y pasará por encima de los derechos de cualquier nicaragüense que no le rinda obediencia ciega. La fase actual de radicalización de la dictadura implica una política de cero tolerancia hacia cualquier comportamiento que se desvíe mínimamente de los caprichos de la pareja (dictatorial)», destacó el exprecandidato presidencial.
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Maradiaga opina que uno de los objetivos inmediatos de los dictadores es eliminar a los actuales dirigentes de Yatama para desarrollar un plan de «absorber» a ese partido «al igual que ya lo hizo antes con otros partidos como el PLC, convirtiéndolo en satélite del FSLN. Este es un paso más hacia la formalización de la lógica de un partido único», señala el opositor, sin embargo también advierte que «esta decisión aumentará aún más las ya complejas relaciones con las comunidades del Caribe».
Mientras que, para el dirigente campesino también desterrado a EE.UU., Medardo Mairena, la persecución contra los principales dirigentes de Yatama es «una venganza por las denuncias internacionales ante la invasión de las tierras indígenas y la represión, incluyendo asesinatos de los líderes comunitarios que se oponen a los negocios sucios del régimen que depreda sus recursos naturales».
Además, denuncia Mairena, el régimen pretende «descabezar» ese partido, uno de los pocos que no le han privado de su personería jurídica, «para convertirlo en un partido zancudo, que les facilite su farsa electoral programada para las elecciones regionales del 2024».