Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua, defendió el proceso de nacionalización que su régimen ha hecho a sus aliados, prófugos de la justicia de sus países y fanáticos extranjeros, pasando por encima de las leyes.
«Las personas que le han fallado a Nicaragua están fuera por gracia de Dios, porque ellos mismos se han ido y porque también el pueblo ha decidido que no pertenecen a la familia de este país», afirmó.
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No obstante dijo, en referencia al premio que da a sus fanáticos y aliados, dándole la nacionalidad, que «hay hermanos de otros países que han defendido al pueblo (…) y que hoy son familia nicaragüense».
«Nosotros estamos orgullosos que tantos hermanos del mundo quieran ser parte de esta gran familia nicaragüense», agregó la vicedictadora de Nicaragua, sin mencionar nombres como Salvador Sánchez Cerén o Mauricio Funes, dos expresidentes salvadoreños perseguidos por delitos de corrupción durante sus mandatos en el vecino país.
Murillo aseveró que su dictadura trabaja con la verdad, «más allá de esos calumniadores infames, lo mentecatos, los mentirosos», en referencia a los opositores que siguen denunciando los crímenes de lesa humanidad y abuso de poder del orteguismo.
El dictador Daniel Ortega sigue jugando a su antojo con los funcionarios del servicio exterior de Nicaragua, y hasta parece burlarse de sus «diplomáticos». Así lo hizo ver al anunciar a través de la Cancillería la destitución del ministro consejero con funciones consulares en Cuba, Jorge Danilo Portocarrero Argüello, a quien había nombrado en ese cargo apenas el 9 de agosto y la destitución surte efecto a partir del 11. El flamante diplomático sólo duró 24 horas en el puesto.
La Cancillería de la República publicó, en la Gaceta Diario Oficial número 148 del 15 de agosto, el acuerdo ministerial 30-2023 en cuyo artículo 1 ordena: «Dejar sin efecto el nombramiento del compañero Jorge Danilo Portocarrero Argüello, en el cargo de ministro consejero con funciones consulares en la Embajada de la República de Nicaragua en la República de Cuba».
El artículo 2 del acuerdo ministerial firmado por el canciller Denis Moncada señala que el despido del diplomático surte efecto a partir del día 11 de agosto.
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La Embajada de Nicaragua en Cuba ha sido una de las más «manoseadas» por el dictador, ahí ha nombrado al menos 5 embajadores. Incluso el actual representante de Ortega, el médico cirujano Alejandro José Solís Molina, fue destituido en su cargo de embajador en mayo de este año pero un mes después fue restituido en el puesto, convirtiéndose en el primer funcionario «perdonado» por el dictador, que no acostumbra echar pie atrás en sus despidos.
A través de un comunicado, integrantes de la Plataforma de Pueblos Indígenas y Afrodescendientes, Indian Bara Uplika Nani Aslika (INANA), rechazaron la reciente arremetida en contra de la Universidad Centroamericana (UCA).
Asimismo, condenaron la represión contra la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (BICU) y la Bluefields Indian and Caribbean University (URACCAN).
Señalan que la dictadura de Ortega pretende imponer una universidad en el territorio Rama-Kriol, «con el objetivo de formar personas para continuar el avance de la frontera agrícola y ganadera para continuar con política de colonización de los territorios de los pueblos indígenas y afro descendientes».
Detallan, además, que la consolidación del autoritarismo político en Nicaragua se ha profundizado mediante la represión, persecución y control político «que ha alcanzado a todos los niveles de la sociedad de manera progresiva y sistemática, incluyendo el sistema de educación superior, lo que suprime la libertad de pensamiento y de cátedra».