En su informe anual del 2023, sobre el estado de la democracia en América Latina, el Consorcio Latinobarómetro definió al dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, como un «sultán», retomando las categorías para definir los regímenes totalitarios que hace el sociólogo y politólogo español Juan Linz.
Latinobarómetro, define que Ortega gobierna el país como «sultán», pero ¿qué implica esa definición?.
El propio Liz señala que «los autoritarismos de tipo sultanistas no tienen ninguna ideología elaborada y coherente». Gobiernan según las ideas que se le ocurren al líder, y «borran las diferencias entre lo público y lo privado, ya que todo concierne a la esfera del líder». Nada más parecido al régimen de Ortega y Murillo.
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Linz hace una cruda advertencia: No se debe esperar «períodos de transición hacia la Democracia», cuando gobierna un «sultán», ya que en general esos regímenes llegan a su fin solo «con la desaparición del sultán, que puede ocurrir por muerte natural o porque lo eliminen físicamente» y más aún si la Fuerzas Armadas del país asumen más poder «que las milicias del líder y producen un golpe de estado militar».
El sultán tiene a Nicaragua peor que Venezuela
Para el politólogo nicaragüense, exreo político y desterrado por la dictadura de Ortega, José Antonio Peraza, el término del «sultanato» le cae muy bien a Daniel Ortega, porque «el sultán básicamente es el que manda y el que ejerce el poder sin ninguna contemplación, sin tomar en cuenta las instituciones de su país, simplemente es la voz que ordena y que mata».
Peraza reconoce que Ortega se ha convertido en un sultán, que gobierna sobre mujeres y hombres sin ninguna contemplación. «Un sultán que gobierna de hecho y no consulta a nadie, la institucionalidad ha desaparecido», lamenta.
Destaca que Nicaragua está peor que Venezuela porque en ese país «no se ha despojado a nadie de su nacionalidad, ni ha sido desterrado a nadie, ni se ha impedido que la gente regrese a su país». Además, la oposición aún puede manifestarse en las calles y los periodistas aún pueden comunicar. Nada de eso se puede hacer ya en Nicaragua. «Ortega sí gobierna como un sultán», reitera.
Sultán que no es cristiano ni socialista ni solidario
Por su parte, el periodista Israel González Espinoza, exiliado en España y que se ha especializado en temas religiosos, señala que Latinobarómetro define al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo con el término «sultán» con justa razón y explica que, en los países islámicos, del antiguo Imperio Otomano, lo que hoy es Turquía, el término sultán, se refería al gobernante «pero no solo a quien detentaba el poder político, sino también a quien tenía poder incluso sobre temas religiosos».
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González destaca la «manipulación religiosa que hace el orteguismo» para vender la imagen de que su régimen político es cristiano, socialista, solidario, cuando no es nada de eso. «No es cristiano porque persigue a la Iglesia católica, no es socialista porque quienes componen el Estado y los allegados son quienes más se benefician, y no es solidario porque solo velan por sus intereses personales y no por el bienestar del país», detalla el comunicador.
Latinobarómetro se refiere a Daniel Ortega como sultán, según el comunicador, porque Ortega y Murillo manejan el país como que si fuera «una propiedad privada y eso es muy peligroso porque quita a los ciudadanos sus derechos y los convierte, de facto, en súbditos».