De acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), «el discurso de odio se ha identificado como un predecesor de crímenes» y esto se observa en el comportamiento de la pareja presidencial de Nicaragua. Tanto Daniel Ortega como Rosario Murillo vociferan contra aquellos a quienes consideran sus «enemigos» y, luego de eso, ordenan ataques hacia ellos, ya sea encarcelándolos o expulsándolos del país.
Las acciones represivas que ejecuta el régimen contra la oposición nicaragüense incitan a la hostilidad, la discriminación y prolongan la crisis social y política que ha afectado al país desde 2018. El uso de la fuerza para reprimir a la oposición solo profundiza las divisiones y obstaculiza la posibilidad de alcanzar una estabilidad política y social.
Después de la rebelión cívica del 2018 el discurso de odio de Ortega y Murillo cada día ha sido mayor, despotricando contra la Iglesia católica, la comunidad internacional, opositores, defensores de derechos humanos y el periodismo independiente.
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El pasado 19 de julio, durante el acto central por el 44 aniversario de la Revolución Popular Sandinista, Rosario Murillo utilizó su intervención para atacar a la oposición nicaragüense y a los periodistas independientes, a quienes calificó de «absurdo coro de serpientes, de víboras traicioneras, fabricantes de mentiras, denigrantes a sueldo, mentecatos, falsarios, profesionales del servilismo, sicarios, mercenarios y asesinos que se arrastran para servir a sus amos».
Este discurso de odio promulgado por la segunda al mando de la dictadura promueve la hostilidad o violencia hacia los nicaragüenses que se oponen y que han desertado de la ideología del gobierno sandinista.
Ortega y Murillo acusados de cometer crímenes de lesa humanidad
El dos de marzo de 2023, un grupo de expertos de la ONU acusó al gobierno de Nicaragua de cometer violaciones sistemáticas de los derechos humanos, que constituyen «crímenes de lesa humanidad».
Los expertos denunciaron que el régimen de Daniel Ortega «instrumentalizó todos los poderes del Estado contra las personas opositoras, reales o percibidas como tales». Aseguran que esta situación ayuda a que la impunidad «prevalezca frente a estos crímenes que permitió el escalamiento de la violencia contra las personas opositoras o percibidas como tales».
Asimismo, el documento del Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua menciona, entre esas violaciones y abusos, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, tortura, y privación arbitraria de la nacionalidad y del derecho a permanecer en el propio país.
El informe concluye que tras estos crímenes de lesa humanidad están tanto Ortega como su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, y altos mandos de la Policía Nacional, así como otras entidades estatales.
En ese sentido, cada vez que la pareja presidencial divulga o promulga su discurso de odio, establece un precedente de los crímenes cometidos contra la población nicaragüense desde abril de 2018, delitos que aún continúan en total impunidad.
Estos discursos cargados de hostilidad y discriminación crean un ambiente propicio para la comisión de actos violentos y violaciones de derechos humanos, lo que agrava la situación de inseguridad y falta de justicia en el país.