En conmemoración al Día de la Bandera de Nicaragua, la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN) señaló que «los colores azul y blanco son los que unen a Nicaragua».
Referente a la crisis política que vive el país y donde se ha criminalizado a ciudadanos por portar el pabellón nacional, la organización afirmó, a través de su cuenta de Twitter, que se sigue demandando «democracia, justicia, libertad, progreso y verdadera paz».
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En cuanto a la bandera rojinegra, del partido gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional, que la dictadura ha puesto por encima de la azul y blanco desde que Daniel Ortega retornó al poder en 2007, AUN refirió que «tarde o temprano el rojo y negro de la muerte dejará de pisotear al azul y blanco».
Por su parte, el activista estudiantil y exreo político Max Jerez dijo a Artículo 66 que la bandera de Nicaragua se ha convertido en un símbolo de resistencia, pero también se percibe «como un símbolo de amenaza y de subversión por parte de una dictadura —de Ortega— que ha querido implementar y continuar con el poder autoritario, representada por los colores de la bandera rojinegra».
«Creo que es importante conmemorar esta fecha porque nos recuerda que la única bandera que nos cobija a todos los nicaragüenses, más allá de las ideologías políticas y diferencias partidarias, es la azul y blanco», agregó.
Manifestó, además, que no habrá forma de que los nicaragüenses se dejen doblegar «por una bandera partidaria que no nos representa ni nos pertenece (…) La roja y negra lo único que representa es muerte, asesinato, dolor y duelo».
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Según lo dispuesto en el Artículo 35 del Decreto de Ley N°1908, Ley sobre Características y Uso de los Símbolos Patrios, en Nicaragua cada 14 de julio celebra el Día de la Bandera Nacional, sin embargo, las acciones represivas en contra de opositores, defensores de derechos humanos, la Iglesia católica y periodistas han opacado este día.
Desde el 2018 se ha conocido a la oposición de nicaragüense con el nombre de los «Azul Blanco», debido a que en las diferentes actividades de protestas utilizaban la bandera del país, lo que provocó la reacción por parte de la administración orteguista, emprendiendo su ataque hasta con chimbombas que lanzaban a las calles los ciudadanos autoconvocados.