La Organización de Estados Americanos (OEA), a instancias de «nuevos gobiernos amigos», estaría «explorando» una nueva forma de relacionarse con el Gobierno de Daniel Ortega, tras la salida del Estado de Nicaragua del Sistema Interamericano, según reveló durante una entrevista el exsecretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) Pablo Abrão.
Abrão, quien brindó una entrevista al canal internacional NTN24, puso sobre el tapete la posibilidad de que, durante la «negociación» de la resolución adoptada por la Asamblea General de la OEA sobre la situación de Nicaragua, el pasado 23 de junio, se haya hablado de buscar una nueva forma de mantener relaciones con el régimen dictatorial de Nicaragua, luego que el país se retire formalmente de esa organización continental.
El exdirector ejecutivo de la CIDH dijo que la resolución de la Asamblea General de la OEA fue consistente con las resoluciones anteriores, pero «hay una novedad, que pasa por los temas de amistad en los bastidores de la política», y se refirió a lo que llamó «el intento de nuevos gobiernos de la región, por ejemplo, Brasil», de empujar a que la OEA pueda «asumir otra forma de relacionarse» con el Gobierno de Nicaragua.
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«Esto es importante en el contexto donde hay una incertidumbre jurídica sobre la continuidad o no de Nicaragua dentro del Sistema Interamericano», señaló Abrão
A Ortega no le interesa el Sistema Interamericano
El dirigente opositor y exreo político desterrado a EE.UU., Juan Sebastián Chamorro valora que las acciones y actitudes del dictador Daniel Ortega han dejado claro que «no tiene ningún interés en relacionarse con ningún organismo internacional ni con ningún país, mucho menos organismos multilaterales».
Chamorro considera que la resolución unánime de la OEA es bastante contundente en decir que en Nicaragua se han cometido «crímenes de lesa humanidad, que hay un régimen que no responde a las demandas internacionales».
Por su parte, el analista político y exdiputado, en el exilio, Eliseo Núñez opina que, efectivamente la voluntad de la comunidad internacional siempre ha sido «presionar y negociar». Es la manera que actúa la diplomacia y Ortega lo sabe.
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Considera que el dictador de Nicaragua está esperando a llegar a puntos donde la presión internacional sea «mucho más severa y más vertical» y mientras no sea ese momento va a seguir avanzando en su proyecto autoritario.
«Él (Ortega) cree que no necesita negociar, cree que está cómodo y va a seguir así por un buen tiempo. ¿Cuánta presión se necesita para lograr que el régimen pueda dar apertura o que se derrumbe? Es una discusión que no solamente se tiene entre nicaragüenses, sino en países de la región y que todavía no tiene una conclusión», afirma Núñez.
Mientras, el exembajador de Nicaragua en la OEA Arturo McFields opina que, después de noviembre, cuando Nicaragua se reitre formalmente de la OEA, ya no va a haber el mismo poder vinculante de las resoluciones ni de responsabilidad. Considera que la OEA va a seguir pronunciándose sobre Nicaragua, dando seguimiento al tema del país, pero ya no tendrá el mismo poder jurídico.
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Recordó que solo ha habido tres países, tres dictaduras, que han intentado retirarse de la OEA en contextos diferentes: cuba, que fue sancionada y suspendida. Venezuela que se intentó retirar, pero luego regresó con Juan Guaidó y ahora Nicaragua, que técnicamente es el primer país que sigue todo el proceso para retirarse de la OEA, plenamente.
Para McFields lo importante, tras la salida de Nicaragua de la organización, es que todavía la lucha por la democracia en Nicaragua continúa y «aunque Ortega se olvide de la OEA, la OEA no se olvidará de Ortega ni de sus crímenes de lesa humanidad».