En entrevisas recientes a medios internacionales, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, aseguró que después de su reunión en Roma con el Papa Francisco, hablará con su homólogo Daniel Ortega sobre la liberación de Monseñor Rolando Álvarez.
Sus declaraciones, en las que además reconoce que la encarcelación del obispo es un error, se dan después de las fuertes críticas que recibió su gobierno al intentar suavizar la propuesta de resolución sobre la violación de derechos humanos en Nicaragua y apoyar al régimen de Ortega en la Organización de Estados Americanos (OEA).
El especialista en temas religiosos Israel González Espinoza destaca que se deben intentar agotar los canales de diálogo con el régimen orteguista para la liberación de Monseñor Álvarez.
«Es una infamia que este hombre, este líder religioso, que además es un obispo,uno de los más queridos del país esté encarcelado simple y sencillamente por un capricho de la pareja gubernamental de Nicaragua y que lo único que ha hecho es acompañar a su pueblo en medio de las dificultades, en medio de un ambiente cada vez más represivo y abiertamente hostil en contra de la fe cristiana y en contra de la iglesia católica de Nicaragua».
Lula es un canal para llegar a Ortega
Las declaraciones de Lula son para González una muestra de preocupación de la Santa Sede por el encarcelamiento del obispo. «Lo que está intentando hacer el Papa Francisco es valerse de la sintonía ideológica que Lula o gente cercana a él, en el Partido de los Trabajadores, pueda tener con personeros o gente que está vinculada al régimen orteguista para enviarle un mensaje abogando por la liberación de monseñor Rolando Álvarez».
«Da la impresión de que el gobierno de Brasil intentó persuadir al régimen de los Ortega-Murillo de cesar la represión y abrir espacios para un diálogo(…) lo que hay que esperar es que la condena a Nicaragua sea completamente sólida y contundente y cuente con la participación del gobierno brasileño», afirma la exguerrillera Dora María Téllez, en relación a las sorpresivas declaraciones del mandatario del país suramericano.
«Brasil tiene clara la situación en Nicaragua. Es posible que este diálogo se realizó internamente entre Lula y Ortega, no tener una respuesta del régimen orteguista es lo que pudo motivar las declaraciones públicas del gobernante brasileño», considera Téllez.
El politólogo y presidente de la Fundación para la Libertad, Félix Maradiaga, también considera que este es un acierto por parte del gobierno de Brasil. «Cualquier jefe de Estado que abogue por la libertad de monseñor Rolando Álvarez, cualquier líder mundial que abogue por la libertad de un obispo que está arbitrariamente secuestrado por una dictadura, es algo que recibimos con gratitud».
«El respeto a la dignidad humana, a la libertad de la persona, el respeto de la dignidad de cada ser humano no debe estar sujeto a una ideología, las declaraciones del presidente Lula, al margen de su ideología y de su afiliación partidaria, deben ser recibidas con agrado, esperemos que den resultado», reiteró Maradiaga.