Los enfrentamientos entre bandas rivales en una prisión de mujeres en Honduras dejaron al menos 41 muertos el martes, dijo la policía a la AFP.
La violencia tuvo lugar en una prisión a unos 25 kilómetros (unas 15 millas) al norte de la capital, Tegucigalpa, según el vocero de la policía Edgardo Barahona, quien calculó el número “preliminar” de 41 mujeres, aunque no estaba claro si todas eran reclusas.
Según Delma Ordóñez, representante de los familiares de los presos, miembros de una pandilla habrían entrado a la celda de un grupo rival y le habían prendido fuego.
Esa parte de la prisión quedó “completamente destruida”, dijo a los medios.
El centro penitenciario de CEFAS en Tamara albergaba a unos 900 reclusos, dijo Ordóñez.
La viceministra de Seguridad, Julissa Villanueva, en su cuenta de Twitter prometió una dura respuesta a la violencia y anunció el estado de emergencia, así como la “intervención inmediata con los bomberos, la policía y el ejército”.
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Honduras es un país asolado por la corrupción y las pandillas que se han infiltrado incluso en los niveles más altos del gobierno.
Junto con sus vecinos El Salvador y Guatemala, Honduras forma el llamado “triángulo de la muerte” de América Central plagado de bandas asesinas llamadas “maras” que controlan el narcotráfico y el crimen organizado.
Los grupos narcotraficantes y los pandilleros son en gran parte responsables de la vertiginosa tasa de homicidios en Honduras, que con 40 asesinatos por cada 100.000 habitantes el año pasado fue cuatro veces más alta que el promedio mundial.
Muchos jóvenes han perdido la esperanza de un futuro mejor y solo piensan en migrar a los Estados Unidos.
– ‘Narco-estado’ –
Honduras es un importante país de tránsito de la cocaína colombiana y otros narcóticos que se dirigen principalmente a los Estados Unidos.
El expresidente hondureño Juan Orlando Hernández fue extraditado a Estados Unidos por cargos de drogas en abril de 2022, poco más de un año después de que su hermano Tony fuera sentenciado en Nueva York a cadena perpetua.
Los fiscales estadounidenses dicen que Hernández convirtió a Honduras en un “narcoestado” que involucra a militares, policías y civiles en el narcotráfico.
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En mayo del año pasado, el exjefe de la policía nacional Juan Carlos Bonilla también fue enviado a Estados Unidos para ser juzgado por presuntamente supervisar operaciones de narcotráfico en nombre de su jefe, Hernández.
La nueva presidenta del país, la izquierdista Xiomara Castro, prometió combatir las bandas criminales y el año pasado suspendió temporalmente ciertas garantías constitucionales para permitir que la policía realice arrestos sin órdenes judiciales.
Uno de los objetivos de la represión, dijo Castro, era frenar la extorsión desenfrenada de las pandillas, que describió como “una de las principales razones de la migración y el cierre de pequeñas y medianas empresas” en Honduras.
En el vecino El Salvador, el presidente Nayib Bukele ha liderado una “guerra” contra las pandillas que ha detenido a más de 60.000 presuntos miembros hasta el momento.