Las redadas masivas, ejecutadas desde la noche del tres de mayo, por Policía al servicio de la dictadura de Ortega-Murillo no es más que una «maniobra que pretende infringir terror» entre la población opositora por temor a una nueva protesta popular. «Eso no los deja dormir», afirman opositores.
La dirigente opositora e integrante de la organización Articulación de Movimientos Sociales Ivania Álvarez, desde el exilio, opinó que el régimen de Nicaragua implementa un nuevo método represivo y de control que consiste en obligar a los opositores que tiene «marcados» a que se presenten solos a los juzgados a firmar diario.
Desde el pasado miércoles, alrededor de las 6:00 de la tarde, decenas de policías abordo de patrullas se movilizaron por todo el país realizando capturas y allanamientos a opositores. La «noche de cuchillos largos» se extendió hasta bien entrada la madrugada y dejó como saldo a 57 ciudadanos detenidos, interrogados y acusados ante la justicia orteguista, según el Monitoreo Azul y Blanco.
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Entre los detenidos y ahora procesados judicialmente hay dos periodistas, William Aragón y Hazel Zamora, que se suman al que ya estaba detenido, Víctor Ticay, pero que aún no han sido acusados. Ticay permanece en las celdas de la dictadura y los otros dos fueron enviados a sus casas.
A la mayoría la señalan de supuesta propagación de noticias falsas o menoscabo o a la integridad nacional; delitos políticos que se inventó la dictadura en el 2021 para reprimir a la oposición.
A todos los detenidos y luego liberados les confiscaron teléfonos celulares, computadores, cámaras fotográficas y hasta dispositivos de almacenamiento digital y en algunos casos hasta dinero, denuncia Álvarez, tomando en cuenta reportes que han recibido.
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Para Álvarez, la dictadura está tratando de decirle a la población que «tiene el control absoluto de todos los nicaragüenses y que puede disponer de sus vidas. Con eso pretenden infringir terror, es un nuevo método de represión y terrorismo de Estado», señaló la dirigente. Ese nuevo método implementado, explicó Álvarez, incluye «obligarlos a ir a firmar a un juzgado todos los días, tomarles fotos, mantenerlos totalmente controlados y ya no podrán trabajar, «los deja en el desamparo económico porque ahí tenemos abogados, maestros, gente de la zona franca que por estar judicializados y obligados a presentarse diario a un juzgado tendrán que abandonar sus trabajos».
Por su parte, el mayor retirado del Ejército de Nicaragua, ahora en el exilio, Roberto Samcam, considera que las redadas ejecutadas por la dictadura, además que buscan aterrorizar, es también un mensaje a EE. UU. diciéndole que aquí, en este país, los dictadores hacen lo que quieran y que no les importa que rebajen las relaciones diplomáticas a nivel de encargado de negocios y menos que les importe que envíen a un experto en temas de seguridad del Consejo de Estado a ponerse al frente de la delegación diplomática.