Casi la mitad de los presos recluidos en los calabozos policiales de Venezuela presentan signos de desnutrición, según una estimación hecha por la oenegé Una Ventana a la Libertad (UVL) que declaró esta enfermedad como el principal problema de salud de esta población durante 2022.
Los centros de detención policiales están albergando distintas enfermedades debido a las condiciones de hacinamiento, los problemas de salubridad y alimentación.
“La desnutrición continuó durante siendo el año 2022 el principal problema que se encontró (…) alcanzando el 49,54% de los 432 casos identificados. En segundo lugar, encontramos la tuberculosis con 71 casos (16,44%)”, dijo la oenegé.
Estos espacios, previstos en principio para detenciones preventivas, funcionan como cárceles desde hace años en medio del retardo procesal de la justicia. Allí los detenidos pueden pasar meses o incluso años, lo que provoca un hacinamiento de 334,55%, de acuerdo con el informe.
“Quien no tiene familia en un centro de detención preventiva no solamente se puede enfermar sino que se puede morir (…) porque los familiares deben llevar alimentos, medicinas (…), hasta cloro”, señaló la psicóloga y criminóloga Magally Huggins durante la presentación del informe en rueda de prensa.
Los detenidos comen granos, cereales, arroz y la proteína es escasa, dijo una familiar de un detenido que solicitó el anonimato por temor a represalias.
Esta semana, la policia del estado Cojedes (oeste) investiga la muerte de un perro a manos de un interno de un centro preventivo supuestamente para comerlo.
Los familiares deben también pagar a funcionarios policiales para poder llevar alimentos o medicamentos a los detenidos, en casos de emergencias de salud o por algún tipo de trámite legal y los montos pueden llegar a los 1.500 dólares, según afectados citados en el informe.
Al mismo tiempo, dentro de los penales, los reclusos deben pagar un “impuesto” al “pran”, como se conoce en Venezuela al reo líder (acrónimo de preso rematado, asesino nato).