El exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA) Arturo McFields afirma que los crímenes cometidos por Daniel Ortega han puesto en una posición de confrontamiento que fractura a la izquierda de Latinoamérica, que van desde «las posiciones variopintas, van desde la defensa cínica hasta la condena lapidaria».
McFields destaca en un artículo de opinión publicado en Infobae, que ayer, tres de abril, Argentina, México y Chile fueron parte de los países que respaldaron al Comité de Derechos Humanos de la Naciones Unidas, para que un Grupo de Expertos prorrogue sus investigaciones sobre Nicaragua. Ante esto, asegura que «el escenario brutal de la tiranía de Ortega ha puesto a prueba a todos los gobiernos de izquierda y los ha obligado a replantear posiciones».
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El exdiplomático resaltó que Brasil «guarda un silencio ensordecedor sobre los crímenes de lesa humanidad en Nicaragua. El líder del Partido de los Trabajadores se opone a cualquier tipo de sanción contra el régimen. Ha dicho sin ningún rubor que si Angela Merkel pudo estar más de una década en el poder “¿por qué Ortega no?”». McFields comparó esta postura con la de el presidente de Argentina que ha transitado de la «ambigüedad cómplice, a la crítica clara respecto a las violaciones de derechos humanos en Nicaragua».
«Andrés Manuel López Obrador (presidente de México) procura una tibia condena contra el régimen de Nicaragua, mientras juega a ser el mariachi de las dictaduras de Cuba y Venezuela. Su cercanía ideológica pesa mucho. Por su parte, Xiomara Castro y su esposo Mel Zelaya, han defendido a la dictadura de Nicaragua abiertamente. En 2009, tras el golpe de Estado en Honduras, el régimen les dio resguardo y protección. Jamás han vuelto a realizar una visita oficial a Nicaragua, pero procuran abstenerse de votar contra Ortega».
En cuanto al presidente de Chile, Gabriel Boric, destaca que desde antes de llegar al poder «fue un abierto critico de Ortega. Ha sido activo y muy vocal en condenar los destierros, las torturas, arrestos y otras violaciones a los derechos humanos. No ha tenido empacho en llamar a las cosas por su nombre y denunciar la existencia de “una dictadura familiar”».
McFields señala que en la región «el panorama de la izquierda latinoamericana parece desolador y sombrío. El compromiso ideológico suele cubrir multitud de transgresiones en materia de derechos humanos».
«Pese a esto, Nicaragua ha obligado a romper el silencio y las lealtades. Las fracturas de la izquierda latinoamericana son un buen síntoma. La indiferencia no es eterna. Vendrán tiempos mejores», puntualizó en su escrito.
Yo no le dará campo a este hipócrita, que luego de la mera el carmen donde logró escalar y conseguir estar en la OEA , es hoy un dizque opositor, lo que es oportunista de primera clase, como muchos que andan en USA , viviendo bien a costa de los que murieron axa