La única referencia del sitio donde podría estar cautivo el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, es que fue encerrado en el Sistema Penitenciario Nacional (SPN), conocido como «La Modelo». Ahí estaría cautivo el purpurado desde el nueve de febrero.
El obispo acumula más de 200 días como rehén de conciencia de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. A inicios de febrero el régimen intentó desterrarlo de Nicaragua enviándolo en un avión a Estados Unidos, pero el prelado arruinó el plan de la pareja dictatorial y se negó a abordar el vuelo.
A día de hoy, su familia no ha podido verlo, según denunciaron medios locales y organismos de derechos humanos que documentan el caso del primer obispo encarcelado y condenado por la dictadura de Nicaragua. Su hermana ha pedido a la justicia del régimen que le permitan ver a su pariente, pero todo ha sido inútil. No sabe dónde y cómo está.
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El medio digital Despacho 505 reveló que recientemente, a través de filtraciones de reos en «La Modelo», a monseñor Álvarez lo estarían sedando en la cárcel, por medio de sustancias que probablemente le introducen en la comida o bebida.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) alertó que el también administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Álvarez, está desaparecido. «Alerta urgente. Monseñor Álvarez está desparecido. Exigimos saber dónde está y cuál es su condición física y psicológica. Que lo muestren», demandó la organización en su cuenta de Twitter.
Desde su violenta captura, el 19 de agosto de 2021, el obispo Álvarez permaneció en la vivienda de su familia en Managua. El prelado es parte del grupo de más de 30 presos políticos que la dictadura mantiene en sus cárceles, la mayoría está confinado en «La Modelo», en Tipitapa.
Después de resistirse a ser desterrado, el obispo fue llevado a los Juzgados de Managua donde lo sometieron a un juicio sumario exprés. Ese mismo día, el 10 de febrero, fue declarado culpable, lo condenaron a 26 años de cárcel, le arrebataron su nacionalidad y lo despojaron de sus derechos civiles y políticos de por vida.
El obispo de Matagalpa es una de las voces más críticas contra la dictadura de Ortega y Murillo, el binomio que controla los hilos del poder en Nicaragua, un país sumido en una crisis sociopolítica, económica y de derechos humanos desde 2018.
Al fin son sanguijuelas que viven de los ignorantes , para nada sirven al pais más que para engañar a la gente y llevarlas al infierno