La última vez que el exaspirante presidencial Félix Maradiaga vio a su hija Alejandra, la niña tenía seis años; ahora la menor tiene nueve y «¡Ha crecido tanto! ¡Hasta es una gimnasta!», expresó sorprendido el líder opositor al poder compartir nuevamente con su familia, tras pasar todos esos años sin poder salir de Nicaragua y en la cárcel por órdenes de la dictadura de Daniel Ortega.
«¡Dios es bueno!», manifestó el excarcelado político en su cuenta de Twitter, adjuntado a su publicación dos fotos en las que se observan a él y a su hija caminando de la mano y haciendo gimnasia en la playa.
«Hace unos días, la luz era escasa y lejana, y hoy he podido hasta hacer ejercicio con mi familia», escribió este domingo, cinco de marzo.
La niña Alejandra Victoria Maradiaga Valle pasó tres cumpleaños sin poder abrazar a su padre Félix Maradiaga. Desde 2020, el líder opositor fue impedido de salir de Nicaragua por el régimen, mientras su hija y su esposa, la también perseguida política Berta Valle, se encontraban fuera del país.
A partir de junio de 2021, el régimen de Daniel Ortega les negó a padre e hija el derecho a cualquier tipo de acercamiento, cuando llevó a prisión al entonces candidato presidencial de la organización opositora UNAB, a pocos meses de las elecciones generales. A Maradiaga y a su niña les tocó esperar año y medio para lograr comunicarse por videollamada hasta diciembre de 2022.
El exaspirante presidencial fue excarcelado el nueve de febrero junto a otros 221 reos de conciencia. La dictadura de Nicaragua los obligó al exilio enviándolos hacia Estados Unidos y declarándolos apátridas.
Noticia relacionada: Félix Maradiaga: «Uno de los momentos más difíciles dentro de la cárcel fue ver morir poco a poco al general Hugo Torres»
Ya en «libertad», el dirigente opositor ha denunciado que, cautivo en la cárcel conocida como «El Nuevo Chipote», pudo comprobar «de manera personal y con horror la huella perversa del autoritarismo y cómo deja su impronta en todos los rincones del mundo con una estructura claramente coordinada».
«Así que, a partir de la dura experiencia en esa cárcel de Auxilio Judicial, he podido también comprobar que el régimen de Ortega no reparó en expresar su odio a cualquier persona o sector de la comunidad nicaragüense sea de donde sea que intente detener los avances de la dictadura», denunció recientemente ante el Parlamento Europeo.