La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo continúa con su deriva autoritaria contra la Iglesia católica al declarar «traidores de la patria» a 11 sacerdotes, la mayoría prestaban servicio en la Diócesis de Matagalpa, la que más ha sufrido las tácticas represivas del régimen de Managua.
Este miércoles, 15 de febrero, la justicia orteguista decidió retirarles la nacionalidad nicaragüense y dejarlos apátridas. La mayoría de los sacerdotes ya estaban fuera del país, a raíz de la persecución de la dictadura contra los sacerdotes y religiosos católicos.
La lista de nuevos expatriados la encabeza monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, exiliado en Miami; el padre Uriel Vallejos, sacerdote exiliado de la Diócesis de Matagalpa; padre Erick Díaz, sacerdote exiliado en Estados Unidos; Harving Padilla, exsacerdote de la Iglesia San Juan Bautista, de Masaya; padre Edwin Román, expárroco de la Iglesia San Miguel Arcángel, de la misma ciudad, ahora exiliado en Miami.
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También están en el listado los padres Vicente Martínez Bermúdez, Ángel José Hernández Rivera, Carlos Adolfo Zeledón Montenegro, Jorge Leonel Mairena Sánchez, Juan Francisco Zeledón Montenegro. Todos ellos son parte del clero de la Diócesis de Matagalpa.
«Apátridas y desterrados»
A esos 11 sacerdotes se suman tres presbíteros, un diácono y dos seminaristas que fueron desterrados del país el pasado nueve de febrero y enviados a Estados Unidos: en total son 18 religiosos, incluido monseñor Álvarez, que han perdido la nacionalidad nicaragüense en siete días, por decisión de la dictadura de Ortega y Murillo.
El nueve de febrero fueron expulsados de Nicaragua los sacerdotes Ramiro Tijerino, rector de la Universidad Juan Pablo II y encargado de la parroquia San Juan Bautista; José Luis Díaz y Sadiel Eugarrios, primer y segundo vicario de la catedral Matagalpa de San Pedro, respectivamente; diácono Raúl Vega González y los seminaristas Darvin Leiva Mendoza y Melkin Centeno.
La respuesta de los religiosos
El obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, reaccionó este jueves, 16 de febrero, al retiro de su nacionalidad. Agradeció a Dios por ser nicaragüense y dice que es un «orgullo» que nadie podrá arrebatarle.
«¡Dios de la vida y de la liberación! Te pido que nos guíes en el camino hacia la liberación de nuestro país, en donde el pueblo es oprimido y tu santa Iglesia perseguida. Por Cristo, Nuestro Señor», escribió el purpurado en su cuenta de Twitter.
El padre Edwing Román respondió a Ortega tajantemente: «Soy orgullosamente nicaragüense. Se equivocan los dictadores de Nicaragua, Rosario Murillo y Daniel Ortega, (piensan) que me (van a) despojar de mi nacionalidad con un vulgar escrito. Yo no entrego ni vendo la soberanía de mi país, ni a los rusos, ni a los chinos. Volveré en libertad!».
«Soy puro pinolero, nicaragüense por gracia de Dios. ¡Viva Nicaragua libre!», citó el padre Uriel Vallejos en su cuenta de Twitter el estribillo de la canción «Nicaragua Mía», un himno de la idiosincrasia del nicaragüense.