El exdiplomático y expreso político de la dictadura nicaragüense, Mauricio Díaz, en su llegada a Estados Unidos respondió a los señalamientos de Ortega y afirmó que esta situación solo evidencia «ante el mundo lo que está sucediendo en nuestro país; la falta de democracia y las violaciones a los derechos humanos».
Durante una entrevista realizada ante las cámaras del medio digital La Prensa, Díaz reiteró que los derechos en Nicaragua han sido «pisoteados» por el régimen de Daniel Ortega mediante «un estado policial en donde todo nicaragüense se siente amenazado, atemorizado, por el simple hecho de pensar diferente. Eso no es ningún crimen, es exactamente lo contrario y lo consagra nuestra constitución», dijo.
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Asimismo, lamentó que desde la década de los 80 los derechos humanos en el país centroamericano continúen siendo «demolidos». «Ojalá entendieran quienes tienen ese poder concentrado en sus manos que no van a un destino feliz, ni van a llevar al pueblo nicaragüense a una paz justa y duradera, que ha sido el sueño desde hace tantos y tantos años, que yo he vivido después de la guerra, con el sueño de una Nicaragua reconciliada y en paz», añade.
«Desgraciadamente los tambores de guerra, el militarismo y las pretensiones de una perpetuación en el poder están destruyendo las bases de una nación que está viendo que sus hijos se están yendo, que la juventud se está yendo, que los cerebros se están yendo, que mucha gente buena tiene que abandonar Nicaragua», finalizó el exdiplomático.
Organizaciones defensoras de derechos humanos denunciaron en varias ocasiones que Díaz, durante su encierro, sufría «lagunas mentales, tiene desmayos repentinos y tiene manchas en varias partes del cuerpo» a causa del cautiverio y su edad.
El Ministerio Público presentó como pruebas para condenar a Díaz varios testimonios de agentes de la Policía, detectives y peritos informáticos y videos donde el preso político brindó entrevistas a medios de comunicación independientes. El judicial también ordenó el decomiso de algunas pertenencias de Díaz, como celular, tres documentos «sobre reformas electorales, la aplicación de la Carta Democrática Interamericana y resolución de la OEA sobre Nicaragua y tres memorias USB», detalla el documento.
Fue sentenciado a nueve años de cárcel por «conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional», además de la inhabilitación para desempeñar cargos públicos durante ese mismo periodo. Era parte de un grupo de más de 20 adultos mayores que se encontraban como rehenes del régimen Ortega-Murillo.
Los presos políticos desterrados representan más del 80 % de los detenidos por el régimen. Fueron trasladados desde los distintos penales de Nicaragua y la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) en Managua hacia el Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino para abordar un vuelo con destino a Washington donde arribaron la tarde del nueve de febrero.