El dictador sandinista, Daniel Ortega, reveló que la idea del destierro de los 222 prisioneros políticos que tenía encarcelados en varios penitenciarios de Nicaragua se la dio su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, de quien siempre se ha sospechado que es la artífice de las peores ideas para la comisión de crímenes de lesa humanidad y violaciones a los derechos humanos de los nicaragüenses.
“Me dice Rosario: ‘por qué no le decimos al embajador (de Estados Unidos) que se lleven ya a todos estos terroristas’. Decile vos, tal vez lo escuchan allá, porque realmente no se me ocurriría a mí”, dijo el mandatario la noche de este jueves en cadena nacional.
Según Ortega, Murillo llamó al embajador estadounidense Kevin Sullivan y le “planteó” la propuesta.
“Yo no esperaba una respuesta positiva, no se me ocurría una respuesta positiva realmente. Además, qué se habrán imaginado ellos, ‘¿qué nos irán a pedir, nos irán a pedir que levantemos las sanciones?'”, manifestó el dictador.
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Ortega señaló que la decisión del destierro de los opositores fue un asunto de “honor, dignidad y patriotismo”, y no para pedir que se “levanten las sanciones”.
“No, no estamos pidiendo que nos levanten las sanciones, no estamos pidiendo nada a cambio, es un asunto de honor, de dignidad, de patriotismo y de que se lleven a sus mercenarios”, expresó.
El Gobierno de EE.UU. confirmó que Ortega decidió de manera “unilateral” liberar a 222 reos políticos, y rechazó la idea de que esa decisión sea fruto de las presiones de Washington.
Lista inicial era de 228 presos políticos
En su intervención, Ortega confesó que la lista inicial de los presos políticos era de 228, y no de 222, pero Estados Unidos no admitió a cuatro de ellos: Eliseo de Jesús Castro Baltodano, Walder Antonio Ruiz Rivera, José Manuel Urbina Lara y Jaime Enrique Navarrete Blandón.
Los casos de estos cuatro personas a los que, según Ortega, el gobierno estadounidense les negó la entrada refieren que: Castro Baltodano es acusado de ser miembro de una banda delincuencial, que fabricó bombas y armas artesanales; Urbina Lara acusado de homicidio imprudente; y Navarrete Blandón de posesión de estupefacientes psicotrópicos, otras sustancias controladas y posesión ilegal de armas.
“Iban en total 228, esa es la lista de nosotros, que teníamos de toda esta gente que había participado en acto contra la soberanía, contra la paz, contra el pueblo de nicaragüense (…) Y la primera respuesta que nos dieron ante esta lista, que era la original con 228, es que ellos no aceptan a cuatro prisioneros que están por todos estos delitos”, dijo Ortega.
Los otros dos presos políticos que estaban en la lista pero no viajaron a Estados Unidos, y sí fueron aceptados por el gobierno norteamericano, fueron monseñor Rolando Álvarez y Fanor Alejandro Ramos, este último acusado de poseer 368 kilos de cocaína, pero familiares aseveran que fue detenido por no aceptar ser un paramilitar del régimen en la rebelión de 2018.
El dictador supuso que Ramos no prefirió ir a Estados Unidos por “temor” a que lo investigaran en ese país y lo vincularan al narcotráfico.