El Gobierno de los Estados Unidos aseguró que sigue «muy de cerca» las relaciones que Irán ha establecido con los países de Latinoamérica, debido a la reciente visita del canciller iraní Hossein Amir-Abdollahian a Nicaragua y Venezuela.
Un portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos señaló a la Voz de América que también observan atentamente los planes de cooperación entre Irán y Nicaragua.
El pasado jueves, dos de febrero, el canciller iraní Hosseins Amir-Abdollahian arribó a Nicaragua para firmar un acuerdo de cooperación con la administración de Ortega y Murillo, a través del cual buscan establecer reuniones de trabajo sobre temas que ambos países consideren de interés mutuo.
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Abdollahian también se reunió con los diputados de la Asamblea Nacional y con el dictador Daniel Ortega y durante el encuentro, el jefe de la diplomacia de Irán criticó las sanciones impuestas por EE. UU. en contra de su gobierno. «Son presiones y agresiones del antiimperialismo», dijo.
Ante esta situación el Departamento de Estado remarcó que las sanciones en contra de Irán «se mantienen sin cambios».
Por su parte, el gobierno de Costa Rica también sigue «con mucha atención» la presencia de Irán en la región, debido a que «causa extrañeza» la visita de estas autoridades a países de Latinoamérica y el Caribe, una zona libre de armas nucleares.
La administración costarricense instó a la comunidad internacional a estar «vigilante» por la presencia de Irán en Latinoamérica. «En un mundo cada día más polarizado, con un conflicto que podría llevar al uso de armas nucleares, la comunidad internacional debe de ser vigilante para que todos los miembros de las Naciones Unidas se comprometan a la no proliferación nuclear», dijo el canciller Arnoldo André.
Los lazos entre Nicaragua e Irán quedaron evidenciados desde enero de 2022, durante la investidura de Ortega cuando el mandatario iraní, Ebrahim Raisi envió a Managua a su delegado Mohsén Rezaí, quien es un presunto terrorista, según la justicia argentina.
Además, el dictador Ortega nombró como su «secretario y asesor privado para asuntos internacionales» a Mohammed Lashtar, ciudadano libio nacionalizado nicaragüense, sobrino de Gaddafi y vinculado con los servicios libios de inteligencia.