El activista político Enrique Martínez se exilió a los 20 años. En Managua estudiaba la carrera de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) y derecho en la Universidad Centroamericana (UCA).
Fue expulsado de la UNAN por involucrarse en la revuelta cívica de abril de 2018, cuando alzó la voz por las políticas arbitrarias de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. El régimen también ordenó que borraran los registros académicos de Martínez de sus estudios superiores y de secundaria. Ese papel dentro de las protestas cívicas lo obligó a salir del país y exiliarse en Costa Rica.
Ante la anulación de sus registros académicos de secundaria, el joven tuvo que cursar nuevamente los estudios de bachillerato para optar por una carrera universitaria en Costa Rica.
Noticia relacionada: Estudiantes en Nicaragua, marcados por las «masacres y represión» de los Somoza y los Ortega-Murillo
«No desistí y logré sacar el bachillerato en Costa Rica, bajo una modalidad que se llama bachillerato por madurez y suficiencia. Logré hacerlo con los pocos documentos que rescaté y presenté ante las autoridades costarricenses», dijo.
Luego de culminar los estudios de bachillerato emprendió un largo camino para ingresar a la Universidad de Costa Rica (UCR), pasó preparándose un año para el examen de admisión y «dar lo mejor» para alcanzar un promedio de admisión alto.
«Hice mi mayor esfuerzo en ese proceso y en el 2021 logré ingresar a la UCR. Desde el 2018 que llegué a Costa Rica fueron casi dos años de arduo trabajo para poder retomar mis estudios académicos en este país», recordó.
En ese momento decidió ingresar a la carrera de Dirección de Empresas, una profesión que considera le dará una estabilidad en los temas de acceso al mercado laboral en el país donde está exiliado. Martínez se propuso demostrar la calidad de los estudiantes nicaragüenses y en su desarrollo universitario ha logrado destacar como excelencia académica.
Paralelo a sus estudios, dice que se encuentra con múltiples cosas como su activismo político porque «todavía no ha claudicado ese deseo de cambio» para Nicaragua.
Las ansias de seguir aprendiendo y desarrollando sus habilidades académicas son cada vez mayor, el joven exiliado político participó en el concurso interno en la UCR de carreras simultáneas donde compiten los estudiantes con mejores promedios y fue admitido para cursar una segunda carrera en Ciencias Políticas.
«Las oportunidades de estudio, en cualquier lugar donde nos encontremos los jóvenes, están ahí. Sin embargo, he de resaltar que se basa en los múltiples esfuerzos personales y la capacidad de resiliencia y sobre todo de sanar las heridas que propició la dictadura y nuestra decisión de continuar. No hay que desistir en esa búsqueda de oportunidades y decir “yo puedo continuar mis estudios”», manifestó.
Martínez refirió en Costa Rica, dentro de la UCR, sí se premia la excelencia académica y la dedicación del estudiantado sin importar cualquier vinculación política o cualquier estigma o discriminación. «Aquí las universidades buscan potencializar las capacidades dentro del estudiantado», afirmó.
«En Nicaragua nos encontramos en una dictadura que premia a sus seguidores y a las personas que apañan los procesos que se viven dentro del país. No podemos rendirnos hasta cambiar esa situación tan retrograda que se vive en las universidades públicas de Nicaragua», concluyó.