El informe anual del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), reporta un total de 67 periodistas asesinados en 2022, 30 de ellos se registraron en Latinoamérica, lo que convierte a la región en la «más letal» para la prensa. La cifra total de fallecidos se elevó en casi 50 % respecto al 2021 y el número más alto en los últimos cinco años.
«En México y Haití, los reporteros fueron objeto de asesinatos brutales por su trabajo, y la gran mayoría de los perpetradores no han tenido que rendir cuentas. México continúa apareciendo en el Índice Global de Impunidad del CPJ, que destaca los países donde los asesinos de periodistas se salen con la suya», señala el informe de la organización.
El CPJ indica que, a pesar de que los países de América Latina están «nominalmente en paz», la región superó la gran cantidad de periodistas asesinados en la guerra de Rusia contra Ucrania, que ya suman 15.
Las estadísticas de periodistas asesinados en el mundo apuntan a un «declive precipitado de la libertad de prensa» con la mayor cantidad de asesinatos de periodistas desde 2018, afirmó la presidenta del CPJ, Jodie Ginsberg.
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«Cubrir la política, el crimen y la corrupción puede ser igual o más letal que cubrir una guerra a gran escala. Mientras tanto, los gobiernos continúan encarcelando a un número récord de periodistas y no logran enfrentar la espiral de violencia y la cultura de impunidad que han silenciado a comunidades enteras en todo el mundo», refirió.
El CPJ confirmó que 41 de los periodistas fueron asesinados en relación directa con su trabajo como profesionales de la comunicación e investiga los motivos que terminaron con la muerte de otros 26 hombres y mujeres de prensa. «La gran mayoría de los asesinados eran periodistas locales que cubrían sus propias comunidades», explica.
«En toda América Latina, se descubrió que los periodistas que cubrían el crimen, la corrupción, la violencia de las pandillas y el medio ambiente estaban en mayor riesgo. En México, el CPJ documentó un total de 13 periodistas asesinados, la cifra más alta en un solo año en ese país», añade.
El CPJ subraya que la impunidad de los asesinatos contra periodistas persiste en todo el mundo. También, descubrió que los mecanismos existentes para proteger la seguridad de los periodistas no protegen a la prensa. «Las protecciones estatales y federales y las leyes que se ocupan específicamente de la protección de los periodistas continúan demostrando ser ineficaces para mantener a los periodistas a salvo», afirmó.
«Pocos gobiernos tienen mecanismos para proteger a los periodistas y los que existen no están cumpliendo su promesa… los gobiernos deben brindar protección, investigaciones creíbles y justicia. No hacerlo traza un camino peligroso hacia los agujeros negros de información y la inseguridad pública», concluyó Ginsberg.