La situación de los derechos humanos en Nicaragua empeoró en el año 2022, según el más reciente informe anual del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh). El organismo explica que durante el año pasado se incrementó la represión y se instauró un «Estado de terror permanente».
El documento titulado «Nicaragua: Se impone el terror, persiste la resistencia» señala que el país «estuvo sumido en un ambiente de incertidumbre y desesperanza» que se reforzó con las farsas electorales de 2021 y 2022.
«El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo profundizó la represión y continuó violando los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de las y los nicaragüenses, con el propósito de cerrar todos los espacios democráticos, sembrar el terror y seguir perpetuándose en el poder», destaca el informe.
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El documento aborda la situación carcelaria de las personas presas políticas, las torturas que reciben en prisión; el «nefasto control» del régimen sobre el sistema de justicia y los otros poderes del Estado convertidos en «instrumentos para reprimir»; las violaciones a la libertad de prensa; los ataques contra la Iglesia y la «destrucción del tejido social».
El Cenidh concluye que la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo se mantiene en el poder «a costa de numerosas estrategias represivas… aún cuando la voluntad de la gran mayoría de nicaragüenses es su salida y la rendición de cuentas por los crímenes cometidos.
Presos y juicios políticos
Sobre los presos políticos el organismo resaltó que en 2022 fueron tratados como «no personas», al negarles los derechos más básicos como el acceso al agua, comida y salud «con el claro objetivo de destruirles física y mentalmente junto a sus familias». «El régimen se ha ensañado contra ellos violándoles todos sus derechos humanos», denunció.
«Las condiciones de detención en Nicaragua siguen siendo incompatibles con los estándares internacionales de derechos humanos, tanto reos comunes como presos políticos permanecen en condiciones infrahumanas. Estos últimos (los reos de conciencia) también padecen tratos crueles, inhumanos, degradantes y torturas que han podido ser documentadas y constatadas por sus familiares, durante las contadas visitas a los penales a nivel nacional», añadió.
El organismo valora que el año pasado «fue la continuidad de la tortura» contra las personas políticas y que esas acciones se extendieron a sus familiares, con acciones de vigilancia en las viviendas, persecución policial. También, que a las presas y presos en arresto domiciliario no les permiten recibir la atención médica que necesitan para mejorar sus condiciones de vida.
En el caso del Poder Judicial, el Cenidh considera que este fue «el mayor instrumento de represión» de la dictadura Ortega-Murillo porque fue usado para encarcelar y enjuiciar a los opositores. El organismo señaló que los juicios políticos son la acción más aberrante y violatoria de derechos humanos, registrada en la historia más reciente de Nicaragua.
«Cerramos el año con un saldo absolutamente negativo, en cuanto a la vigencia y respeto de los derechos humanos… necesitamos más que nunca el acompañamiento firme y decidido de los sistemas y organizaciones internacionales de derechos humanos y el deber de protección de los estados democráticos del mundo», concluyó el Cenidh.