Basado en el Evangelio según San Juan, donde se narra el bautismo de Jesús, monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, exhortó a no seguir propios intereses y dejar que Dios «se acerque a nosotros».
«Jesús viene siempre hacia nosotros, no espera que lo busquemos, nos llama, nos habla, nos toca el corazón. Y cuando, como la oveja de la parábola, nos alejamos o nos extraviamos, él va detrás de nosotros hasta encontrarnos para cargarnos amorosamente sobre sus hombros», predicó el jerarca durante su homilía de este 15 de enero desde la iglesia Santa Agatha, en Miami, Estados Unidos.
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Refiriéndose a la misión de Jesús en la tierra, el prelado enfatizó que el «Mesías de Dios ejerce su liderazgo salvador sin ponerse por encima ni buscando sobresalir».
Aludiendo a los contextos sociales, donde gobiernos autoritarios —como el de Daniel Ortega se impone por la fuerza y genera más dinero para su clan, Báez dijo que los auténticos líderes no se colocan por encima de la gente, ni son distantes.
«No viven sentados en escritorios o vendiendo su imagen en los medios de comunicación, ni tampoco se ponen al lado de grupos privilegiados porque tienen más dinero o son más influyentes. Los verdaderos líderes se ponen en fila y comparten la suerte de la gente», afirmó.
Recalcó que no existe un liderazgo sin solidaridad, señalando además que es impensable tener «líderes que no busquen sus propios intereses, que amen a la gente y que no se dobleguen ante el dinero o la fama».
Jesús ofrece el perdón de pecados
Refiriéndose a la misión de Jesús, monseñor indicó que ante el pecado de la humanidad, el hijo de Dios «no solo nos ofrece de parte de Dios el perdón de nuestros pecados, sino que los quita, los arranca de raíz, pero sin atentar contra nuestra libertad, sin imponerse severidad, ni castigando nuestros errores».
«Jesús, Cordero de Dios, quita el pecado del mundo amando a la humanidad hasta el extremo, hasta dar su vida por amor extendiendo sus brazos en la cruz como en un eterno abrazo de Dios», agregó.
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En cuanto al pecado, el sacerdote que «no es tanto desobediencia a una ley religiosa o simplemente una ofensa a Dios», sino que el pecado «es el rechazo del reino de Dios».
«Pecamos cuando no acogemos a Dios como Padre y no tratamos a los demás como hermanos. El pecado es una ruptura con el amor. Cometemos pecado cuando nos cerramos al amor y a la verdad de Dios. Cometemos pecado cuando buscamos nuestra propia felicidad a expensas de los demás, olvidando, despreciando, utilizando o haciendo sufrir a nuestros hermanos», afirmó.
Desde el exilio forzado desde el 2019, a cusa de la represión del régimen de Nicaragua, monseñor Silvio Báez animó a los nicaragüenses a cambiar la soberbia en humildad y la búsqueda de prestigio en deseos de servir y tender la mano a los demás.
«Sigamos a Jesús y colaboremos para que se cumplan las promesas de Dios, para que el dolor y la incertidumbre del presente se conviertan en pórtico hacia un futuro mejor, para que los corazones heridos sean vendados y los ojos cegados puedan ver la luz», concluyó.