La organización Human Rights Watch (HRW por sus siglas en inglés) denunció la grave situación de derechos humanos que persiste Nicaragua de 2018. En su informe anual 2022, recoge los ataques a la libertad de prensa y la Iglesia católica, la escalada represiva contra los opositores y sus familiares, el éxodo de nicaragüenses y las condiciones de torturas y aislamiento que viven los presos políticos en las diferentes cárceles del país.
En el documento, el organismo destacó que desde que el dictador Daniel Ortega retornó al poder en 2007 «ha desmantelado todos los controles institucionales al poder presidencial», debido a que fue reelecto como presidente de Nicaragua en unas elecciones a su medida y tomó el control total de las 153 alcaldías del país.
«El gobierno del presidente Daniel Ortega y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, ha profundizado la represión sistemática contra críticos, periodistas y defensores de derechos humanos. Decenas de personas detenidas arbitrariamente continúan tras las rejas», subrayó.
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Asimismo, remarcó la escalada represiva contra los nicaragüenses que se oponen al régimen dictatorial. «Hasta septiembre de 2022, 209 personas percibidas como críticas del gobierno continuaban detenidas, incluyendo decenas de personas arrestadas en el contexto de las elecciones de 2021».
Señala que «entre febrero y mayo de 2022, 50 personas críticas del gobierno, incluidos siete candidatos presidenciales detenidos en 2021, recibieron condenas de hasta 13 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos».
Los procesos penales contra los presos políticos «se basaron en cargos absurdos y sin garantías básicas de debido proceso», sostiene Human Rigths Watch.
Además, el organismo denunció que la mayoría de los reos de conciencia electorales han permanecido incomunicados durante semanas o meses en las celdas del Complejo Policial Evaristo Vásquez, conocido como «El Nuevo Chipote».
«En las pocas ocasiones en que se han permitido visitas, los detenidos han informado a sus familiares de condiciones abusivas de detención, incluyendo interrogatorios reiterados y atención médica y alimentación insuficiente», agregó.
Ataques contra la Iglesia y periodistas
Human Rigths Watch también denunció que en 2022, el régimen orteguista clausuró más de 2 mil organizaciones no gubernamentales e intensificó la violencia contra obispos, sacerdotes y miembros de la Iglesia católica.
«En agosto de 2022, la Policía detuvo arbitrariamente al obispo Rolando Álvarez, un crítico del gobierno, junto con cinco sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo, tras haberlos mantenido sitiados en la Curia Episcopal de Matagalpa por dos semanas. La Policía acusó a Álvarez de incitar “actos de odio” con el propósito de “desestabilizar al Estado”», se lee en el informe.
«Las autoridades han clausurado más de 2000 organizaciones no gubernamentales en 2022, incluidas organizaciones de mujeres, religiosas, de asistencia internacional y médicas. Muchos de esos cierres se basan en legislación abusiva, incluida una ley sobre “agentes extranjeros” sancionada en 2020. Al menos otras 70 organizaciones fueron cerradas entre 2018 y 2021. También se canceló la personalidad jurídica de 18 universidades entre diciembre de 2021 y febrero 2022, interrumpiendo la formación de miles de estudiantes», añade el documento.
Asimismo, señaló que defensores de derechos humanos, periodistas y otros actores críticos de la dictadura «son blanco de amenazas de muerte, agresiones, intimidación, hostigamiento, vigilancia, campañas de difamación en línea, y detención y procesos penales arbitrarios».
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Destacó que «la Policía detuvo a dos trabajadores del periódico La Prensa en julio de 2022 y los tribunales accedieron las solicitudes de los fiscales de mantenerlos detenidos durante 90 días sin que se formularan cargos en su contra».
El organismo también denunció que «en agosto de 2022, las autoridades cerraron al menos 17 estaciones de radio, incluidas algunas administradas por la Iglesia Católica, argumento, por ejemplo, falta de permisos de funcionamiento y en septiembre de 2022, las autoridades suspendieron las transmisiones de la cadena CNN en español en todos los canales por cable del país».
Leyes represivas
El informe anual de Human Rights Watch subraya que los diputados de la Asamblea Nacional han aprobado leyes que restringen gravemente «la libertad de expresión y de asociación, y las han utilizado para cerrar forzosamente cientos de organizaciones no gubernamentales, universidades y medios de comunicación, y para detener y procesar arbitrariamente a periodistas y defensores de derechos humanos».
Además, aseguró que «las reformas y las leyes adoptadas entre octubre de 2020 y febrero de 2021 han sido utilizadas para disuadir expresiones críticas, inhibir la participación de opositores en las elecciones y mantener encarcelados a críticos sin presentar acusaciones formales».
Por otra parte, el organismo hizo hincapié en que «desde 2006, Nicaragua prohíbe el aborto en todas las circunstancias, incluso cuando el embarazo suponga un riesgo para la vida de la madre o sea resultado de violación o incesto (…). Debido a la prohibición del aborto, mujeres y niñas con embarazos no deseados se ven obligadas a recurrir a abortos clandestinos e inseguros que ponen en riesgo su salud y su vida».
Crisis migratoria
Nicaragua, junto a Cuba y Venezuela, se convirtió en uno de los mayores emisores de inmigrantes en situación irregular hacia Estados Unidos en el último período.
Las estadísticas muestran que 200,000 ciudadanos nicaragüenses solicitantes de asilo huyeron de su país entre abril de 2018 y marzo de 2022.
El gobierno de Joe Biden aprobó el pasado cinco de enero un «parole humanitario» para Nicaragua, Cuba y Haití, a razón de 30,000 visas mensuales entre las tres naciones, una medida similar a otra implementada para los venezolanos que llegaban a la frontera sur del país con México.
«La Patrulla Fronteriza Estadounidense interceptó a 164.600 nicaragüenses entre enero y septiembre de 2022, más que los 50.000 en todo 2021 y que los pocos miles en años anteriores», apunta el informe.