La activista y miembro de la Unión Democrática Renovadora (Unamos) Ana Margarita Vijil cumple 45 años este domingo, 18 de diciembre, en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial en Managua, conocida como «El Nuevo Chipote», donde ha sido sometida a tratos crueles y torturas psicológicas.
«Hoy Ana Margarita Vijil pasa su 45 cumpleaños en la cárcel. Detenida por ejercer sus derechos civiles, detenida por su labor humanitaria, detenida por defender los derechos de los demás», expresó en redes sociales la opositora, comunicadora y perseguida política Andrea Margarita del Carmen.
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Por su parte, la organización política Unamos destacó que su dirigente se encuentra «en resistencia, tan querida y luminosa», pese a las circunstancias a las que ha sido sometida por la dictadura. Asimismo, demandan su libertad.
Ana Margarita Vijil fue arrestada durante la persecución política de la dictadura en contra de dirigentes de la oposición, ejecutada a las puertas de las cuestionadas elecciones presidenciales del 7 de noviembre de 2021.
El 13 de junio, la Policía sancionada allanó de manera arbitraria la vivienda de la exguerrillera sandinista Dora María Téllez y la arrestó junto a Ana Margarita. Unas tres horas antes del allanamiento, al menos dos patrullas policiales y motorizados rodearon la vivienda de la excombatiente, mientras un dron sobrevolaba la propiedad. Ese día fue también detenida la presidenta de Unamos, Suyen Barahona, y la noche anterior había sido encarcelada Tamara Dávila, sobrina de Vijil.
Según las denuncias de sus familiares, la opositora se encuentra recluida en celda de aislamiento bajo torturas impuestas por los carcelarios. El pasado 31 de agosto, Ana Margarita fue presentada ante las cámaras de medios oficialistas donde se observó con pérdida de peso debido a la mala alimentación y los dolores en la espalda.
A pesar de estas circunstancias se mostró «digna y altiva», afirmó Josefina Gurdián, conocida como «Pinita», quien es madre de la presa política. La opositora, de 78 años, afirma que continúa demandando al régimen de Daniel Ortega la liberación inmediata e incondicional de Vijil porque «no me puedo morir sin estar con ella».