La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, lamentó el fallecimiento del eterno sindicalista del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Roberto González. El orteguista murió este martes, ocho de noviembre, según reportaron medios de la propaganda gubernamental.
«Nos levantamos con la noticia triste del fallecimiento de nuestro compañero Roberto González, hombre histórico del Frente Sandinista, luchador por los derechos de los trabajadores», expresó la portavoz de la dictadura en su alocución de este mediodía.
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Reiteró que González falleció de un infarto masivo, que según ella se lo confirmó la compañera de vida del sindicalista, Silvia Tamara.
«¡Qué dolor! Sobre todo ante lo imprevisto, porque Roberto —González— estaba bien, estaba sano, estaba fuerte; trabajando incansablemente, pero vemos que de repente llegó el tránsito a otro plano de vida, y ella —la pareja del sindicalista— estaba muy dolida, me hablaba de sus hijos (…) y de la mamá de Roberto, doña María Lidia Gaitán, que casi tiene 100 años», comentó la vicedictadora.
Murillo envió un «abrazo victorioso» a la familia de González, «porque todos los días vamos avanzando porque hay patria, hay paz, y así avanzamos con el trabajado sostenido de compañeros como Roberto que día a día fue aportando, contribuyendo a todas las victorias que hemos venido alcanzando y las que están por delante».
También aprovechó para saludar a los integrantes del comité ejecutivo de la Central Sandinista de Trabajadores (CST) que en los gobiernos liberales realizaban asonadas que dejaban daños a edificios del Estado.
«Saludamos a Indalecio, al compañero Pedro Ortega y a todos los que se han reunido esta mañana para anunciar de la partida de Roberto. A todos les decimos, que no nos ha dejado, aquí está su caminar y aquí estamos todos precisamente defendiendo el porvenir de las y los trabajadores». dijo.
Líder de las asonadas en los años 90
Roberto González fungía como secretario general de la Central Sandinista de Trabajadores (CST), una organización sindical que aglutina a confederaciones y federaciones sindicales.
Fue fundada después del triunfo de la Revolución Sandinista de 1979. La CST está estrechamente vinculada al FSLN. Agrupa a sindicatos como la Federación de Trabajadores de la Salud (Fetsalud), Asociación Nacional de Educadores de Nicaragua (ANDEN) y Asociación de Trabajadores del Campo (ATC), entre otros.
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Pese que el orteguismo ha saltado en adulaciones al sindicalista quien fue diputado, obvió que también era quien lideró las asonadas de transportistas en los años 90 para desestabilizar a los Gobiernos de la presidenta Violeta Barrios de Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños Geyer. Estos disturbios del FSLN eran parte de la promesa de Ortega cuando perdió las elecciones contra Barrios, que advirtió que «gobernaría desde abajo».
En 2019, aprovechó la Asamblea Nacional de Sindicatos para amenazar a los empresarios con darles «cárcel» si se negaban a pagar impuestos, posición que ha tomado fuerza después que el dictador señalara que el gran capital puede cerrar sus negocios si no tienen para asumir sus compromisos fiscales.