El exembajador de Nicaragua ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) Arturo McFields considera que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) tiene una «deuda moral» con los pueblos de Nicaragua, Cuba y Venezuela ante el «silencio sepulcral y cómplice» con los dictadores de estos tres países.
El exdiplomático explicó que la Celac, en sus más de 11 años de fundación, promueve un concepto de integración «sin integridad y a toda costa» en el que no le importa quiénes son los que se sientan a la mesa como en los casos de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
«En 11 años de la Celac no hemos oído un pronunciamiento por los asesinatos, muertes, desaparecidos, encarcelados, torturados, exiliados. La Celac ha tenido un silencio sepulcral y un silencio cómplice. Es una organización que no tiene ningún compromiso con los valores como la democracia los derechos humanos; sino con la aprobación de valores ideológicos de izquierda y de ultraizquierda», dijo McFields a Artículo 66.
«(La Celac)… nació como tal bajo la sombra ideológica de Fidel Castro y bajo la influencia de los petrodólares de Hugo Chávez, expresidente de Venezuela. No se puede esperar más de la Celac, pero es importante alzar la voz y recordarle que nos debe un pronunciamiento sobre lo que está pasando en las tres dictaduras que hay en Latinoamérica», añadió.
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El analista aseguró que el organismo regional «no puede seguir siendo una cueva de ladrones en la que se refugian muchas personas que no tienen credibilidad», en referencia a los dictadores Daniel Ortega, Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro. Aclaró que en Celac también hay gente decente que representan a las democracias de Latinoamérica.
«Las tres dictaduras de Latinoamérica que participan ahí, y se sientan a la mesa junto con cualquier otra democracia cuando no lo son, cuando tienen sacerdotes encarcelados, casi una docena de religiosos preso en Nicaragua y un obispo desaparecido por casi dos meses», remarcó.
«La Celac tiene una deuda moral con las Américas, una deuda en estos temas fundamentales y sobre todo una región que la integran más de 600 millones de habitantes que están bajo esa cobertura», agregó.
McFields exhortó a las democracias que participan en la Celac que se pronuncien y hagan un «reclamo» a las tres dictaduras de la región a como lo hizo Uruguay en el pasado, que aprovechó la reunión anual para cuestionar la participación de los delegados de esos países. «Vamos a ver qué pasa en esta ocasión, si para no ser incómodos guardan silencio otras democracias de la región», concluyó.