El padre Enrique Martínez Gamboa, párroco de la Iglesia Santa Martha, de la Arquidiócesis de Managua, fue secuestrado la tarde del jueves, 13 de octubre, denunció el padre Uriel Vallejos en su cuenta de la red social Twitter.
El sacerdote Martínez Gamboa se suma a la lista de los sacerdotes encarcelados por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo en el contexto de represión contra la Iglesia católica.
«El día se ayer a la 5:00 pm, fue secuestrado el sacerdote párroco de la Parroquia Santa Martha, Managua. El padre Enrique Martínez G. Los sacerdotes y la Iglesia Católica exigimos la liberación y el cese de la persecución contra la Iglesia y el clero. ¡Justicia, libertad y democracia!», escribió el sacerdote en su cuenta de la red social.
El padre Martínez Gamboa escribió varios artículos de opinión que fueron publicados en el diario La Prensa en años pasados, según archivos disponibles en la web del periódico.
«En Nicaragua se experimenta un vacío, no de poder, porque este se manifiesta claramente en el más crudo autoritarismo, cínico y manipulador, sino en una falta de respuesta ante las necesidades apremiantes de los ciudadanos nicaragüenses», escribió el sacerdote en 2014 en un artículo titulado «¿Y dónde está el piloto?».
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En ese artículo, el padre Martínez afirma que «al pueblo no se le informa nada, no se le da ninguna respuesta a pesar que fue quien puso los más de 50,000 muertos en la guerra pasada y seguramente será a ese mismo pueblo a quien se le volverá a exigir otra cuota de vidas, de sangre, en caso de un nuevo alzamiento masivo».
Un video del padre Gamboa se volvió viral en las redes sociales cuando tomó el micrófono al final de marcha del Día de las Madres de 2018, en las afueras de la Universidad Centroamericana (UCA).
En medio de la represión que ejercía la Policía a pocos metros del lugar, el sacerdote lanzó un discurso alentador que encendió el ánimo de la población que protestaba en demanda de justicia.
«Los nicaragüenses somos mayoría, tenemos un corazón limpio no las manos machadas de sangre como otros. No se acobarden, no se acobarden. ¡Viva Nicaragua! ¡Fuera la pareja asesina, fuera los miserables asesinos, fuera, fuera, fuera!», dijo el sacerdote.