Las directoras de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) Katia Jaentschke Acevedo y Ruth Tapia Roa fueron destituidas por «órdenes superiores» desde inicios de octubre. Hasta el momento se desconoce el motivo de la decisión de Daniel Ortega de reestructurar el organismo judicial.
Según la información obtenida por el medio digital Confidencial, la medida causó «sorpresa e incertidumbre entre los funcionarios». Jaentschke es hija del exvicecanciller Valdrack Jaentschke Whitaker, operador político del régimen y actual «ministro consejero» en Costa Rica; ocupaba el cargo de directora de Relaciones Internacionales de la CSJ, y era conocida como alguien que dentro de las filas «cumplía sus deberes como funcionaria pública y como militante del Frente Sandinista», así lo afirma el medio de comunicación.
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«La orden del despido llegó directamente de El Carmen —la oficina presidencial y la secretaría del FSLN a cargo de Néstor Moncada Lau— y se ejecutó sin titubeos. No la dejaron entrar a su oficina a recoger sus pertenencias personales, otras personas señaladas por graves casos de corrupción siguen como si nada en sus puestos, lo que genera aún más desconcierto y repudio», denunció la fuente al medio Confidencial.

Por su parte, Ruth Tapia Roa ha tenido una larga trayectoria en los puestos del régimen orteguista, antes de fundir como directora de relaciones internacionales y Protocolo, se desempeñó en el cargo de representante permanente de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), fue embajadora en Paris, Francia. Además, se desempeñó como embajadora permanente de Nicaragua ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Durante sus tres meses como embajadora en la OEA fue la voz del régimen y defendió la administración y política de Daniel Ortega. Además de encargarse de negar los actos represivos ejecutados por la Policía orteguista contra los nicaragüenses en 2019.
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«Hay muchas cosas buenas en Nicaragua y yo creo que eso hizo que Estados Unidos quisiera desbaratar, porque estábamos en el mejor momento. Somos un mal ejemplo para la región, porque a pesar de que seguimos siendo el segundo país más pobre de América Latina, somos un país que avanza», dijo la exfuncionaria en una entrevista con el documentalista Hernando Calvo Ospina.
En entrevista con France 24 y en consonancia con el discurso recibido desde El Carmen, la embajadora negó la masacre orteguista, minimizó los asesinatos de manifestantes y defendió a la Policía, alegando que el país estaba en «completa normalidad» y que la anormalidad estaba en el contexto internacional.