Al menos dos presos políticos están en huelga de hambre en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como «El Chipote» para que la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo les permita ver y comunicarse con sus hijos e hijas menores de edad a quienes no han visto desde hace más de un año.
Los rehenes en ayuno indefinido son el cronista deportivo y periodista Miguel Mendoza y el abogado y miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), Róger Reyes. Ante esta situación de los rehenes de conciencia, la campaña Sé Humano alertó que están en «peligro de muerte» por la huelga de hambre a la que se someten.
Otra rea de conciencia que demanda la dejen tener una llamada con su hijo de cinco años es Suyen Barahona, presidenta de la Unión Demócrata Renovadora (Unamos) quien está separada de su pequeño desde que fue apresada por la Policía del régimen Ortega Murillo en junio del año pasado en la víspera de las elecciones presidenciales que fueron desconocidas por la comunidad internacional. El esposo de la Barahona dijo que para un menor de cinco años, crecer lejos de su madre, «es una tortura» tanto para el niño como para la progenitora.
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Miguel Mendoza ha perdido más de 30 libras de peso en prisión y cuando fue presentado en los juzgados de Managua se notó delgado y sus familiares denunciaron que padece varias enfermedades que no son atendidas por un médico. El periodista tiene 460 días sin ver a su hija, la dictadura tampoco le permite que reciba ningún tipo de mensajes escrito o por video de Alejandra, de ocho años.
La niña ha escrito mensajes que son publicados en las cuentas sociales del cronista. Producto de la separación forzosa entre el periodista y su hija, desde hace más de 15 meses, la niña ha desarrollado ansiedad al no tener presente a su padre y se encuentra «desesperada» por verlo.
El preso político Róger Reyes inició una huelga de hambre hace seis días para que lo dejen ver a sus hijas de tres y cinco años, informó su esposa Fernanda Guevara. La esposa de Roger Reyes lamentó que sus familiares tengan que recurrir a estrategias tan «drásticas y peligrosas» para que se les garantice sus derechos básicos como ver y comunicarse con sus hijos e hijas.
«Tras la última visita el 28 de agosto Róger (Reyes) me expresó lo desesperado que se sentía por no poder ver ni escuchar a sus hijas, niñas de tres y cinco años. Esta separación de padre e hijas es cruel, violentan los derechos de la niñez, la incomunicación a la que están siendo sometidas mis hijas y su padre es considerada tortura», dijo la esposa de Reyes.
El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo mantiene a más de 205 presos políticos en cautiverio en distintas cárceles del país, según el Mecanismos para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas en su informe del mes de agosto. En ese encierro son sometidos a tratos crueles, inhumanos y degradantes que ha afectado severamente su salud y estado físico, denunciaron en retiradas ocasiones sus familiares y organismos de derechos humanos.