El sacerdote Erick Díaz, de la Parroquia San José Obrero en El Tuma-La Dalia, en el departamento de Matagalpa, reveló que se exilió tras sufrir persecución de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo y ante amenazas de una detención.
En un escrito publicado en su perfil de Facebook, el presbítero tituló «El dolor que llevamos en el corazón, todos los que nos ha tocado dejar nuestra patria para salvaguardar nuestra vida y nuestra libertad» para anunciar su exilio forzado por la embestida del régimen de Nicaragua.
«En el día en que celebramos a nuestra patrona, Nuestra Señora de la Merced, hago del conocimiento de quienes han estado preguntando por mí, que tuve que exiliarme. No ha sido fácil esta decisión, pero por encima de todo está la vida y los derechos inherentes a cada ser humano que han sido irrespetados», escribió el párroco Erick Díaz.
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El religioso afirmó que su único delito fue estar del lado de la verdad y del «sufrido pueblo», en la defensa de los derechos de cada ciudadano. Que defienden la dignidad humana y que alzan la voz por el «pisoteado, marginado e indefenso».
«La Iglesia nunca ha estado defendiendo ideas, pues no es su cometido. Porque un sacerdote nunca ha deseado (ni deseará) ser alcalde, concejal o diputado. Un obispo nunca ha deseado ser presidente, u otro servicio público, ya que somos pastores y es el mejor regalo que Dios en Jesucristo nos ha dado, ser ministros y embajadores de las cosas del cielo en la tierra», enfatizó.
El padre Erick Díaz explicó que el 14 de agosto le prohibieron asistir al Congreso Mariano en Matagalpa y pasó encerrado por la Policía en la parroquia que administraba. El viernes, 19 de agosto, no asistió a una misa que oficiaría en una comunidad por su seguridad porque hasta ahí llegó una patrulla policial.
«El sábado, 20, logré salir, pero unos agentes que cercaban la entrada a la parroquia, me lanzaron improperios y tomaron muchas fotografías al vehículo en que me trasladaba. El domingo, 21, la misa dominical estuvo visitada por agentes de civil, que fotografiaron y tomaron videos dentro de la misa», mencionó.
El martes 23 de agosto, hace un mes, al sacerdote le informaron que «debía escapar» porque sería apresado. El religioso pidió la libertad de monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, y todos los sacerdotes detenidos y laicos.
«Ellos son inocentes y deben ser puestos en libertad y vueltos a nuestra amada Diócesis, donde todos queremos reunirnos y seguir con nuestra misión que es salvar almas para Jesucristo», destacó.
«Lo que hoy Nicaragua sufre no tiene precedente semejante, es un dolor muy grande para todos. Sin embargo, auque todo parezca perdido, no lo es… Hoy Nicaragua está sumida en el dolor, en el miedo, en el terror. Pero de todo ello se construye un nuevo porvenir», concluyó el padre Erick Díaz.