El comisionado y director de la Policía de Masaya, Juan Valle Valle, prefirió quedarse afuera de la iglesia San Jerónimo y no entrar a la parroquia, a como sí lo hizo ayer lunes, 19 de septiembre, durante la bajada de San Miguel Arcángel, el copatrono de la ciudad.
En imágenes se muestra al sancionado jefe policial asomándose junto a un grupo de oficiales, sin pasar al interior del templo. Según fuentes, «Valle Valle evitó ser abucheado una vez más por todo un pueblo».
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«Tuvo miedo a los masayas, porque ayer la vio pálida en San Miguel. Se hace el valiente con sus zopilotes (policías), pero pronto Masaya y Nicaragua será libre», expresó un seguidor de Artículo 66 en las redes sociales de este medio de comunicación.
El domingo, 18, Valle Valle se paseó en la iglesia San Miguel de Masaya —según fuentes eclesiásticas— para «recordarle» al padre a cargo del templo, Ramón López, que la imagen no saldría a las calles».
Además del hostigamiento policial, el régimen impidió que un grupo de filarmónicos y ciudadanos llegaran a la parroquia de San Jerónimo. Por su parte, los feligreses gritaron a los agentes de la Policía que impedían su paso: «¡Viva la Iglesia católica»
Más de 300 policías asediaron Masaya
En cuanto del asedio del que fueron objeto los feligreses, la Policía al servicio de la dictadura de Ortega dispuso más de 300 agentes de la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía para rodear el recinto religioso.
Este acto intimidatorio, según explica el abogado Yader Morazán, es un delito contra la liberad religiosa y de culto. «Perturbar el derecho constitucional de manifestación de actos religiosos o ceremoniales (art.69 de la Constitución Política de Nicaragua), constituye delito (art. 190 CP)» expuso en sus redes sociales.
«Usar uniforme no te exime. La Policía en lugar de limitar ese derecho, está en la obligación de eliminar las condiciones que impidan su ejercicio», agregó el especialista en administración de justicia y exfuncionario del Poder Judicial de Nicaragua.
Pese a los ataques a la Iglesia católica, los feligreses pudieron congregarse este martes en la parroquia de San Jerónimo para bailarle a la venerada imagen, gritando «¡Viva San Jerónimo!, ¡Viva la Iglesia católica!, ¡Vivan los sacerdotes!, ¡Viva Nicaragua!».
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Esta es la primera ocasión que San Jerónimo no sale a recorrer las calles de Masaya por órdenes del gobierno de Nicaragua, sin embargo la Iglesia católica ha llamado a seguir participando de la actividades religiosas, pese al hostigamiento policial.
Hasta el momento, la justicia de Nicaragua mantiene tras las rejas a siete sacerdotes católicos, incluyendo a monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa. Ortega además ha obligado a otros 50 a exiliarse.