Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, exhortó en su homilía de este domingo, 11 de septiembre, desde la iglesia Santa Agatha en Miami, Estados Unidos, a rezar y perdonar a las «personas que han colaborado con el sistema injusto dominante».
«No solo estamos llamados a acoger la misericordia de Dios, sino que debemos aprender del Señor a ser misericordiosos. A veces somos muy duros con los demás. No logramos perdonar a quien se ha equivocado, nos gusta echarle en cara a los demás sus errores», señaló el jerarca católico.
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Remarcó que como cristianos no se debe ser indiferentes «frente a quien se ha alejado, ha caído en el pecado o se ha empantanado en la maldad. Recemos por estas personas, busquémoslas con interés, atraigámosla con la ternura y la bondad de Dios y alegrémonos cuando cambien».
En referencia a quienes han colaborado con el régimen Ortega, Báez indició que «también en la sociedad puede haber personas que han colaborado con el sistema injusto dominante, pero que un día recapacitan y deciden cambiar».
«No nos detengamos en los errores pasados de los otros, ni sigamos apuntando con el dedo lo malo que pudieron haber hecho. Sintonicemos con el corazón de Dios y ofrezcamos a estas personas comprensión, apoyo y perdón», exhortó.
Pide por la libertad de monseñor Álvarez
Por otra parte, Báez llamó al pueblo católico a orar por monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, quien lleva 23 días de arresto arbitrario. «Que Dios lo haga fuerte en este momento y que él sienta la oración de toda la Iglesia».
«Es un sucesor de los apóstoles, está detenido, privado de su libertad y privado de estar con su pueblo, de un modo ilegal y de modo injusto en Nicaragua. Yo le pido al Señor por lo único justo que hay que pedir, por monseñor Álvarez, su liberación, que pronto pueda estar al servicio de su pueblo en la Diócesis de Matagalpa».
Desde el secuestro contra monseñor, el 19 de agosto, la Policía no ha dado más información de su situación legal. Lo único que se sabe es que está en «resguardo domiciliar» en una casa de sus familiares»
«No nos dejemos llevar por la ansiedad»
El prelado basó su prédica en la historia del libro del Éxodo, donde los israelitas, estando en el desierto, fabricaron un becerro de oro para sustituir la guía de Dios, sin embargo, por medio de la intercesión de Moisés. Dios nos los destruyó, sino que los perdonó.
«Esto nos ocurre también a nosotros. A veces nos cansamos de esperar, queremos que las cosas ocurran a nuestro ritmo y dejamos de confiar en Dios. Cuando eso ocurre nos dejamos llevar por la ansiedad, actuamos de modo imprudente, ponemos toda la confianza en nosotros mismos, nos apoyamos en la riqueza o en el poder o creemos ciegamente en propuestas ideológicas engañosas», refirió.
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Recalcó que en los momentos «en que todo se oscurece y no sabemos qué hacer, es fácil inventarse sustitutos de Dios que nos den seguridad. Es grande la tentación de darle la espalda al Señor, dejar de esperar en él e inventarnos pequeños dioses que nos esclavizan y nos hacen extraviar el camino».
Pese a los pecados que comete la sociedad, el obispo remarcó que «Dios no destruiría nunca a su pueblo, por males que haga y por muchos dioses que se construya dándole la espalda a él.
«Dios no excluye a nadie, no da a nadie por perdido, a todos nos ama como hijos. A Moisés le costó entender esto, como nos cuesta entenderlo también a nosotros. Reconozcámoslo. No es fácil entender la misericordia de un Dios que ama sin límites y perdona siempre», enfatizó.
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Si tú te alejas, si tú te pierdes, Dios se preocupa, se pone inquieto y te busca, porque le haces falta (…) La alegría de Dios es perdonar. Es la alegría de un pastor que reencuentra su oveja; la alegría de una mujer que halla su moneda; es la alegría de un padre que vuelve a acoger en casa al hijo que se había perdido, que estaba como muerto y ha vuelto a la vida, ha vuelto a casa. Este es el corazón del evangelio», concluyó el religioso .
Pese al asedio y persecución que viven los nicaragüenses y la Iglesia católica, monseñor Báez ha sido uno de los sacerdotes que han llamado a perdonar y tener paciencia y fe en Dios en que pronto habrá libertad para el país.