Monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Arquidiócesis de Managua, exhortó a orar a Dios por todos los problemas sociales, «sabiendo que nos escucha siempre».
En la homilía de este domingo, 24 de julio, desde la iglesia Santa Agatha, en Miami, Estados Unidos, el religioso enseñó que la oración no es un simple acto de piedad, «ni un rito para invocar soluciones mágicas, evadiendo nuestro compromiso en la vida».
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«Al orar tomamos mayor conciencia de nuestras responsabilidades. Hacemos oración no para cruzarnos de brazos, sino para permitir que la fuerza de Dios ilumine nuestro corazón, purifique nuestras intenciones y fortalezca nuestra voluntad (…) Quien ora a un Dios que es Padre, siempre ve a los otros como hermanos», reflexionó.
Aludiendo a los presos políticos, los exiliados y al encarcelamiento de los sacerdotes Leonardo Urbina y Manuel Salvador García, Báez indicó que en la oración «acogemos en nuestro corazón también el dolor social: el drama de los pobres, el sufrimiento de los presos políticos y de los exiliados, la zozobra de una Iglesia perseguida y la humillación de sacerdotes acusados con odio y en modo irregular».
Báez expresó que ante todos los sufrimientos —que viven los nicaragüenses—, «no basta hablar, también hay que convertirlos en oración para hacerlos llegar hasta Dios, en forma de súplica humilde, de pregunta indignada o de lágrima silenciosa. Ciertamente que “no basta rezar”, pero para un cristiano es verdad también que “no basta hablar y actuar”».
«A nivel social, la mayor contribución que los cristianos podemos ofrecer es nuestra oración (…) Al orar hacemos posible que Dios misteriosamente fecunde la historia y transforme la sociedad con nuestra colaboración y a través de nuestras acciones», remarcó el prelado.
Pedir, buscar y llamar
Por otra parte, el líder católico explicó que la oración descrita por Jesucristo se basa en tres verbos, «muy significativos: pedir, buscar y llamar: “Yo les digo: pidan y Dios les dará; busquen y encontrarán; llamen y Dios les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, Dios le abrirá” (Lc 11,9-10)», citó.
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«Pedir es la actitud propia del pobre. Así debemos orar. Como pobres, conscientes de nuestra fragilidad e indigencia, sin rastro alguno de orgullo o autosuficiencia. Pedir a Dios no es imponerle nuestro capricho, ni indicarle lo que debe hacer. Le pedimos no porque él no sepa lo que necesitamos, sino porque nosotros tenemos necesidad de purificar nuestra búsqueda de lo que es necesario», señaló.
No obstante, Báez refirió que la oración no es solo pedir, sino que «quien ora está dispuesto también a buscar lo que pide, a moverse, a dar pasos concretos para alcanzar lo que desea recibir de Dios. Cuando oramos buscando, no quedamos paralizados ni por la incertidumbre, ni por el fracaso, ni por el miedo».
«“Buscar” es una invitación a discernir siempre con sabiduría y docilidad al Espíritu la voluntad del Señor. “Buscar” es esforzarnos por encontrar siempre formas nuevas para expresar el amor a nuestros hermanos y para anunciar el Evangelio en el mundo. Orar es también “buscar”», agregó.
«No hay que hundirse en la soledad»
Con relación al contexto político que vive Nicaragua, el obispo hizo hincapié que en «los momentos de oscuridad y de sufrimiento, no hay que hundirse en la soledad. Cuando Dios parece callar, en realidad nos está hablando de otra manera. Ni en la oscuridad más densa, Dios está lejano».
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«Debemos aprender de Jesús a llamar a nuestro Padre Dios, gritando con confianza desde las contradicciones, los conflictos y los problemas de la vida. Debemos confiar que ningún grito que brota del dolor humano queda sin respuesta de parte de nuestro Padre Dios».
«Aprendamos a orar como nos enseña Jesús. Dediquemos tiempo a la oración. En la oración nos saldrá al encuentro un Dios que no se nos impone, sino que nos acoge como Padre, invitándonos a colaborar con él. Un Dios que solo nos pide que le permitamos ser nuestro Padre y nuestro Amigo. La oración nos hará vivir más serenos y con menos miedos, seremos más humanos y alegres», concluyó.