La Agencia Católica de Informaciones (ACI Prensa) recordó la «noche oscura» que vivió San Juan Pablo II en su visita pastoral a Nicaragua cuando en el país se había instalado la primera dictadura sandinista de Daniel Ortega. El reporte del periodista Walter Sánchez Silva tilda a la actual administración Ortega-Murillo como una «dictadura» y resalta que el actual presidente ilegítimo era parte de la comitiva que esperaba al pontífice en el aeropuerto de Managua y que ahora dirige al país con mano de hierro.
El mismo San Juan Pablo II fue quien le denominó la «gran noche oscura» a su primera visita a Nicaragua en marzo de 1983. Lo hizo en febrero de 1996 cuando el país llevaba unos años de democracia bajo el gobierno de la presidenta Violeta Barrios de Chamorro, la única mujer que ha ostentado ese cargo en la historia de Nicaragua.
«En su discurso inaugural, San Juan Pablo II dijo que llegaba a Nicaragua “en nombre de Aquel que por amor dio su vida por la liberación y redención de todos los hombres, querría dar mi aporte para que cesen los sufrimientos de pueblos inocentes de esta área del mundo; para que acaben los conflictos sangrientos, el odio y las acusaciones estériles, dejando el espacio al genuino diálogo”», reseña la agencia de noticias.
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Durante la eucaristía de la primera visita papal a la nación centroamericana las turbas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) gritaban consignas mientras San Juan Pablo II hablaba por el micrófono. «Entre cristianismo y revolución no hay contradicción, poder popular. El pueblo unido jamás será vencido, ¡La Iglesia popular!, Queremos la paz», fueron algunas de las frases con las que interrumpían y enojaron a Su Santidad.
Ante los gritos de los fanáticos del régimen sandinista, el papa estalló y pidió en reiteradas ocasiones que guardaran silencio, pero los adeptos de la dictadura hacían caso omiso a los pedidos del sumo pontífice: «Silencio. La primera que quiere la paz es la Iglesia», dijo San Juan Pablo II ante unos eufóricos sandinistas. «Cuídense de los falsos profetas. Se presentan con piel de cordero, pero por dentro son lobos feroces», habría agregado el papa, según el despacho periodístico.
«En su discurso de despedida, San Juan Pablo II no respondió a los ataques de Ortega sino que agradeció la acogida y animó a los cristianos. “En la fidelidad a su fe y a la Iglesia, los bendigo de corazón –sobre todo a los ancianos, niños, enfermos y a cuantos sufren– y les aseguro mi perdurable oración al Señor, para que Él les ayude en todo momento”», destaca la agencia de noticias.
Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años. Ortega ha tildado de «terroristas» a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis que vive la nación desde abril de 2018.
También los ha calificado de «golpistas», acusado de ser cómplices de fuerzas internas y de grupos internacionales que, a su juicio, actúan en Nicaragua para derrocarlo. En los últimos meses la dictadura de Ortega emprendió una persecución contra la Iglesia católica y sus principales líderes
En cuatro años de crisis sociopolítica, la dictadura de Nicaragua ha emprendido una voraz persecución contra la Iglesia católica, los templos religiosos, sus sacerdotes y obispos, sumando 190 ataques desde abril 2018 a mayo de 2022, revela el informe «Nicaragua: ¿una iglesia perseguida?», una recopilación de la abogada de derechos humanos, investigadora y experta en temas de corrupción, Martha Patricia Molina.
Los informes de 2020 y 2021 sobre libertad religiosa de la Comisión Internacional para la Libertad Religiosa de EE.UU. (USCIRF, por sus siglas en inglés) acusaron al régimen dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo de atentar contra la libertad religiosa y de culto de los nicaragüenses, al tiempo que condenó las más recientes agresiones de partidarios fanatizados del partido de gobierno contra la Iglesia católica.