El padre Ramiro Tijerino, rector de la Universidad Juan Pablo II y encargado de la parroquia San Juan Bautista, fue detenido arbitrariamente junto a monseñor Rolando Álvarez y las personas que permanecían encerradas en la Curia Episcopal de Matagalpa. El párroco actualmente se encuentra en «El Nuevo Chipote».
El sacerdote había denunciado a través de sus homilías las violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Durante su tiempo encerrado en la Curia había presentado deterioros en su salud debido a sus padecimientos de hipertensión, diabetes, y problemas de columna.
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Tijerino fue nombrado juez en la causa de canonización de Fray Odorico D’Andrea el, 24 de agosto de 2022, el sacerdote de origen italiano que hizo abrazarse a ejércitos en guerra y cuya labor pastoral fue desarrollada principalmente en el municipio de San Rafael del Norte, departamento de Jinotega.
El religioso es tío de Manuel Picado Tijerino, expreso político originario de Matagalpa y nieto de Doris Tijerino, excombatiente sandinista. El exrehén de conciencia fue llevado a su casa bajo el régimen de casa por cárcel el 27 de febrero de 2019. Picado Tijerino fue capturado en junio de 2018 junto a otros cuatro jóvenes también de Matagalpa.
Días atrás la Arquidiócesis de Managua expresó su apoyo a Álvarez. La Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam) denunció lo que llamó un «asedio» a sacerdotes y obispos, la expulsión de miembros de comunidades religiosas y el «acoso constante». al pueblo y a la Iglesia nicaragüense.
Hace una semana, monseñor Juan Antonio Cruz, observador permanente del Vaticano ante la Organización de Estados Americanos, expresó su preocupación por la situación y pidió a las partes que «busquen vías de entendimiento».
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Por su parte, la Arquidiócesis de Managua en su comunicado de bajo perfil afirma que «esperamos que la razón, así como el entendimiento respetuoso, abran camino a la solución de esta crítica y compleja situación para todos».
Desde el cuatro de agosto, la iglesia Catedral San Pedro en Matagalpa permanecía asediada por agentes policiales y simpatizantes del régimen. Un fuerte contingente policial bloqueó todos los accesos a la Curia con vallas amarillas, impidiendo la libre circulación de la ciudadanía.