El 19 de junio de 2018, cuando miles de madres nicaragüenses aún lloraban por sus hijos asesinados, encarcelados, heridos o exiliados producto de la sangrienta represión desatada por la dictadura para sofocar la rebelión popular iniciada en abril de ese año, un furibundo Daniel Ortega, desde una tarima enflorada y rodeado por sus más fieles servidores, incluyendo a los jefes del Ejército y la Policía, arengaba a sus fanáticos con un discurso cargado de odio contra los que, según él, intentaron darle un «golpe de estado», y acusó de ser unos de los líderes, nada más y nada menos que a los obispos de la Iglesia Católica, a los que llamó «golpistas». Ese discurso fue la «declaración de guerra» contra la institución religiosa.
Ese día el dictador Ortega, al referirse a la población levantada en protestas para demandar el fin de su régimen la llamó «secta satánica» y «demonios», y a los obispos los acusó de estar «comprometidos con los golpistas. Eran parte del plan con los golpistas». Desde entonces, tanto Ortega como su esposa, primera dama, vicepresidenta y vocera gubernamental, Rosario Murillo, no han dejado de atacar a la Iglesia Católica al punto que actualmente dos sacerdotes están encarcelados, acusados de delitos de dudosa veracidad, un obispo y por lo menos 3 sacerdotes más están en el exilio, un párroco está en la clandestinidad y un obispo más se encuentra bajo investigación policial y en arresto domiciliario de facto.
Además, 4 estaciones de televisión y por lo menos 11 emisoras radiales, administradas por la Iglesia y que eran parte de su sistema de evangelización, han sido cerradas mientras los dictadores en sus discursos siguen pregonando un supuesto cristianismo que nadie ve en los hechos.
Y es que la ofensiva emprendida por Ortega y Murillo contra el cristianismo nicaragüense no es una reacción casual, no es una rabieta de ignorantes, según analizan un sacerdote, un teólogo y un sociólogo entrevistados por este medio de comunicación. Los expertos sostienen que en realidad la institución fundada hace más de 2 mil años está siendo «martirizada» por «un ateo» y «una bruja», anticristianos que se han disfrazado de creyentes porque tienen una agenda definida: «descristianizar» a Nicaragua.
El sacerdote diocesano en el exilio Rafael Bermúdez sostiene que para abordar el supuesto cristianismo de Ortega y Murillo no hace opiniones personales sino que se basa en dos textos bíblicos. «No lo opino yo, sino tomado de la ‘divina revelación’ que es la Biblia, en el Evangelio de Mateo Capítulo 7, Versículo 16 y San Lucas Capítulo 6, Versículo 44. Ahí se dice con toda claridad que el árbol se conoce por sus frutos, refiriéndose a los discípulos del Señor y a los futuros cristianos. El árbol bueno va a dar frutos buenos y el malo dará frutos malos. Eso resume la interrogante de si Ortega y Murillo son o se comportan como cristianos, y ellos no han dado frutos buenos, así que no son cristianos», afirma el sacerdote.
Agrega que de la Carta de San Pablo a los Gálatas, capítulo 5 Versículo 16-23, lo primero que dice es que «la carne siempre va a estar en contra del Espíritu». El religioso explica que San Pablo clasifica los frutos de la Carne en: Adulterio, fornicación, inmundicia, (mente sucia) La idolatría –no refiriéndose a imágenes sino tomando en cuenta todo aquello que te hace esclavo y se le dedica el mayor tiempo en la vida–. Además «la hechicería, enemistades, pleitos, celos, (el celo es una carencia de identidad, de personalidad propia y en eso Ortega y Murillo, son únicos porque quieren ser únicos), sobre todo Murillo. La Ira», todo eso está reflejado en el matrimonio dictatorial.
El padre Bermúdez recordó el episodio del pasado 19 de julio cuando Murillo reclamó públicamente al director del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), Marcio Baca, porque había pronosticado que no llovería y sí hubo una ligera lluvia. «Hasta en eso quiere prevalecer; ser infalibles y actúa con ira, con soberbia, es como si se quisiera poner por encima de Dios», critica el diocesano. A esa actitud se le suma el mal hábito de «Contiendas». «Es muy conocido que pelea con todos, y agrede verbalmente, ofende a quien sea y más a sus subordinados a todos los niveles, a los que maltrata hasta la humillación», señala el sacerdote.
Advierte que Ortega y Murillo cometen herejías y pretenden colocarse en el lugar de Dios queriendo decir qué es correcto y qué no lo es en la doctrina o en la práctica religiosa. «Aunque ellos hablen de amor, no lo practican. No son personas que den frutos del espíritu que son: vivir en amor, en gozo, vivir en paz, que tienen paciencia, que tienen bondad, que tienen fe y mansedumbre. Son todo lo contrario a los frutos del espíritu», insiste.
Para el padre Bermúdez, a la luz de los evangelios «queda claramente demostrado que ella y él (Murillo y Ortega) no actúan como cristianos, no dan frutos del espíritu».
¡Ateo y bruja! ¿Por qué?
Daniel Ortega y Rosario Murillo, aunque nacieron en familias católica-practicantes (al menos es lo conocido públicamente), ambos fueron por caminos diferentes, alejándose con el tiempo de las prácticas cristianas.
Ortega, nacido en 1945, según diferentes biografías, nunca fue un estudiante destacado. Desde joven, tras su involucramiento en actividades subversivas contra la dictadura de Anastasio Somoza, a través del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), recibió formación Marxista-Leninista, es decir, atea. Se hizo admirador de la revolución comunista de Rusia, donde la religión fue ferozmente reprimida por el dictador José Stalin y sus sucesores. También se hizo seguidor acérrimo de Fidel Castro, comunista y ateo que desató una violenta confrontación contra la religión y convirtió muchas iglesias en «casas de cultura» y en 1961, recién llegado al poder, expulsó de Cuba a más de 130 sacerdotes.
En esos menesteres, Daniel Ortega sí fue buen alumno. En los años 80, incluso, se registra que inicialmente rechazó hasta la teología de la liberación, la que al final promovió oportunistamente cuando vio que le sería útil en sus ambiciones políticas. Y según los expertos en temas religiosos, eso es lo que ha sabido hacer el dictador de Nicaragua, «aprovecharse de la religión para afianzarse en el poder», ahora de la mano de su esposa.
Por su parte, Rosario Murillo, que nació en 1951, fue enviada por sus padres a Europa cuando tenía entre los 10 y los 12 años. Su estancia en aquel continente y sus «inquietudes intelectuales», le llevaron a sumarse a la corriente contracultural juvenil llamada hippie y a la observancia del esoterismo. Algunas biografías de ella sugieren que en realidad lo que practica es la brujería, en la que ya había sido «adelantada» en el pueblo de su familia, Niquinohomo, de los llamados «Pueblos Blancos o Brujos».
La mamá de Murillo, Zoilamérica Zambrana, era una reconocida «vidente» en los pueblos brujos y fue ella quien le regaló la primera baraja española para que la actual vicemandataria se iniciara en el arte de «adivinar el futuro» de las personas.
Está práctica fue públicamente reconocida por Murillo en 1990, cuando intentó organizar un «congreso Mundial de Brujería» en Nicaragua, el que no se llegó a realizar porque el FSLN perdió el poder un mes antes. El diario El País, de España, registró el hecho en una publicación fechada el 12 de enero de 1990. Finalmente los brujos convocados por Murillo a Managua no llegaron porque el FSLN perdió las elecciones ese año, no obstante, ya Ortega había dado su aval para que su cónyuge se encontrara con sus homólogos.
La propia hija mayor de Murillo ha expuesto que su mamá sí práctica «sus creencias». Zoilamérica Ortega Murillo ha asegurado que los anillos y pulseras que en gran número siempre lleva puestos su mamá son «amuletos» que usa para sentirse segura.
Además, según una anécdota recopilada por el periodista Fabián Medina en su libro el Presos 198, sobre Daniel Ortega, la mamá de la actual vicedictadora no le permitía que amamantara a sus hijos porque «tenía mala leche» y le podía pasar lo malo a los niños.
Actualmente Murillo es la que más ataca a la Iglesia desde los medios de la propaganda gubernamental, pero a la vez es la que más insiste en la supuesta práctica cristiana de su régimen. Quienes la conocen de cerca e incluso han trabajado con ella afirman que fue una ferviente seguidora, durante varios años, del llamado «Gurú» indio Sai Baba.
El famoso Guro de Murillo murió en el 2011 y durante su carrera muchos exseguidores lo acusaron de ser un abusador sexual de menores, lo tildaron de «timador» y que se inventaba los milagros que se le atribuían.
Ni son, ni se muestran como cristianos
Por su parte, un teólogo que por estar aún en Nicaragua solicitó se mantuviera su identidad en reserva, señala que el matrimonio dictatorial «no es ni se muestra como cristiano». Y que «tampoco lo han sido nunca».
«Un verdadero cristiano es el que cumple el mandamiento principal del Cristianismo, la ‘regla de oro’ de todas las grandes religiones de la humanidad que dice: no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti, tal como lo enseña Jesús en Mateo 7:12 y Lucas 6:31. Ellos no han cumplido nunca esto», dice el especialista en religión.
El teólogo destaca que en la Conferencia Mundial de las Religiones a favor de la Paz, celebrada en 1970 en Kyoto (Japón) se reunieron cristianos católicos y evangélicos, judíos, budistas, confucionistas, hindúes, islámicos, sintoístas, shiks, zoroastristas y representantes de otras religiones minoritarias.
En ese encuentro reflexionaron y llegaron a la conclusión que es mucho más lo que une a todas las religiones que lo que las separa: la convicción de la unidad de la familia humana y de la dignidad de todos los seres humanos «la convicción de que tener el poder no equivale a tener el derecho de atropellar a quienes no piensan como el poderoso; y el sentimiento de que es un deber estar de parte de los oprimidos y en contra de los opresores», rememora el estudioso de la religión. Ortega y Murillo no observan en lo más mínimo ese principio que enlaza a todas las religiones del mundo.
Sobre la base de esa lógica, el experto señala que lo que están implantando en Nicargua Ortega y Murillo «no tiene base en la realidad del país. No es un proyecto cristiano ni en versión católica ni en versión evangélica, porque quienes están en el poder matan, mienten y roban».
Tampoco es socialista porque no hay ni justicia distributiva, ni justicia en el sistema tributario, ni justicia ambiental, ni justicia en la tenencia de la tierra…. «Y si no es socialista el proyecto no es tampoco solidario».
Aunque la escalada represiva actual se centra contra la Iglesia Católica, los evangélicos no están a salvo. El 11 de noviembre del año pasado, el ente regulador de las telecomunicaciones (Telcor) canceló las frecuencias y ordenó el cierre inmediato del canal Enace 21, la única televisora evangélica que existía en el país y la radio Nexo, también evangélica. Ambos administrados por el reverendo Guillermo Osorno.
La causa: El pastor Osorno, quien participó como candidato presidencial por el partido Camino Cristiano Nicaragüense (CCN) en la farsa electoral del 2021, osó cuestionar los resultados de las votaciones, denunció irregularidades y sugirió a Daniel Ortega que repitiera el proceso. Osorno había sido aliado político de Ortega por años, pero éste no le perdonó la osadía y de inmediato lo despojó del Canal de TV y la emisora radial, y además, ordenó al Consejo Supremo Electoral (CSE) eliminar un diputado que habría obtenido. El dictador no distingue entre católicos y evangélicos cuando de imponer sus ambiciones se trata.
De acuerdo con el experto en temas de la Iglesia, la represión actual contra el catolicismo se basa en una «gigantesca mentira: el fallido golpe de Estado de abril de 2018«, sin embargo, según su análisis, esta represión tiene otros tintes y es la «personalidad psicópata de Murillo», que, como expresó la poeta Gioconda Belli «está apostando a convertirse en la sacerdotisa de una religión pagana».
Cuando la vicedictadora menciona a Cristo y a la Virgen María en sus monólogos diarios, opina el especialista, son como una «predicación» en la que identifica las acciones de su Gobierno con acciones bendecidas por Dios y hechas en su nombre y bajo su bendición. «En sus prédicas convierte los derechos en favores que generosamente hace su gobierno en el nombre de Dios», faltando así al segundo mandamiento de la fe judeocristiana: «no tomar el nombre de Dios en vano».
«No son cristianos. Se hacen. A algunos les engañarán. A la mayoría no la engañan. Ambos son simplemente dos personas acomplejadas, con delirios de grandeza, que se perciben mesiánicos y que blasfeman del nombre de Dios», remarca el teólogo.
Otro aspecto que, según los expertos, deja en claro que el matrimonio en el poder no tiene nada de cristiano es su nivel de «crueldad». A Rosario Murillo se le atribuye la frase «vamos con todo», que fue la orden de disparar a matar contra los manifestantes desarmados en abril del 2018. Esa orden, que según varias versiones dio Murillo, cobró al menos 355 muertes, según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Ortega no se queda atrás. Mantiene en la cárcel, en condiciones inhumanas a más de 190 personas presas políticas, incluyendo a antiguos compañeros de lucha. A más de 40 de esos presos políticos les fabricó juicios porque ponían en peligro su pretensión de atornillarse en el poder y los ha llamado «hijos de perra», además que no les permite ni siquiera recibir visitas regulares ni ver a sus hijos menores.
Incluso, algunos de los prisioneros han suplicado que les permitan tener una biblia. Ortega lo ha impedido con furia. «Eso no puede ser de cristiano», dice el teólogo
Agenda oculta de Ortega y Murillo: «Descristianizar Nicaragua»
El doctor Huberto Belli Pereira, sociólogo de profesión y católico practicante por fe, afirma que conoce a Daniel Ortega y a Rosario Murillo desde antes del triunfo de la revolución sandinista y le consta que «no han sido creyentes desde su juventud, sino marxistas leninistas ateos».
«Como comunistas detestan la religión. Sus (supuestas) posturas de cristianos fueron un disfraz adoptado por considerar que era estratégicamente útil. Es puro teatro. Sus obras contradicen elocuentemente sus palabras. Su agenda oculta, pero que hoy está abierta, es erradicar las creencias cristianas en la medida de lo posible», dice el exministro de educación.
Sostiene que la prueba más contundente de la intención de «descristianizar» el país no son solo los ataques a los obispos sino la expulsión de las Hermanas de la Caridad. «Jamás un gobernante cristiano haría eso. Tampoco impondría un régimen carcelario cruel e injusto a opositores cívicos».
Noticia relacionada: Monseñor Silvio Báez: «Ortega y Murillo manipulan la religión como sustento de represión»
«Los comunistas son lobos vestidos de ovejas. Aunque ahora ya no hay más lana que los cubra», sentencia.
De acuerdo con la más reciente encuesta sobre religión que publicó la firma M&R Consultores, el 58,5 por ciento de la población nicaragüense se declara católica y es la religión con más seguidores en el país. Los cristianos protestantes o evangélicos representan un poco más del 30 por ciento.
En tanto, una publicación de la Revista Envío, especializada en temas sociológicos, señala que al menos el 50 por ciento de la base sandinista es católica y el 40 por ciento es evangélica. El otro 10 por ciento estaría en el ámbito de no practicantes.
Belli señala que Ortega y Murillo han superado la represión de los años 80 contra la iglesia, cuando había una situación de guerra civil. «Los ataques al padre (Bismarck) Carballo, al Padre Amado Peña. El cierre de medios de comunicación de la iglesia cuando había presión militar ha sido superado actualmente. Hay dos sacerdotes presos, la expulsión de las 16 monjas de la Caridad, sin ninguna razón política. 11 radios y 4 canales cerrados y desmantelados en un tiempo relativamente corto. Una ofensiva antirreligiosa que es más fuerte que la de los años 80».
El exministro señala que resulta «absurdo» que una persona que se autodenomina cristiana, que dice que quiere a Cristo y que debería facilitar que el nombre el Cristo se conozca para que la gente se acerque a Cristo, impida, por ejemplo, que las monjas de La Caridad hagan su trabajo, que cierre una institución como (Fundación Padre) Fabretto, que cierren radioemisoras que evangelizan. «Esas acciones parecen diseñadas por alguien enemigo del Señor (Jesucristo), que quiere aplastar la voz del Evangelio en Nicaragua».
Belli recuerda que Jesús ya lo advirtió en el evangelio, «que tuviéramos cuidado con los lobos vestidos de ovejas», porque muchas veces el demonio, quien quiere hacer el mal, se disfraza de bien. «Es lo más común, que los perversos, los malvados se disfrazan de bondad y proclaman creencias que realmente no tienen. Es puro teatro (de Ortega y Murillo). Eso de mostrarse católicos, cristianos, solidarios, es una farsa. ¿Quién lo puede creer cuando las acciones muestran lo contrario», señaló.
«Si alguien está atacando a la Iglesia, atacando a los sacerdotes, atacando a los emisarios de Cristo, con sus obras está demostrando que es enemigo de Cristo», agrega.
En el 2004, cuando se acercaba el año electoral (2006) Daniel Ortega junto a su cónyuge fueron hasta Jinotepe, Carazo, para pedir perdón en plaza pública, por lo que llamó «errores» de los años 80 cuando maltrataron a sacerdotes. Poco tiempo después cumplió con el sacramento del matrimonio por la iglesia. El falso perdón pedido por el dictador da otra evidencia de lo oportunista que se muestra en cuanto a utilizar la religión con fines meramente políticos y no por creyente o por fe.
Sin embargo, para el doctor Belli, «Ortega y Murillo no han logrado engañar al pueblo porque no han robado su fe. Quizá ocurra que algunos de sus seguidores aparenten creerles pero por conveniencia, por necesidad de subsistencia, otros se han convertido en víctimas de sus falsedades a veces por ignorancia, pero el pueblo creyente ve las obras y no se va a dejar engañar», acotó.
Un estudio, actualizado a julio del presente año, elaborado por la abogada católica en el exilio Martha Patricia Molina, integrante del Observatorio Protransparencia, señala que desde el 2018, bajo la dictadura de los Ortega-Murillo, la Iglesia Católica ha sufrido por lo menos 250 ataques entre lo que se destacan agresiones con arma de fuego contra templos, robos, profanaciones, agresiones físicas contra sacerdotes y asedios constantes empleando efectivos policiales y parapoliciales.
En la más reciente arremetida se cuenta el secuestro al Obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí, monseñor Rolando Álvarez que se encuentra «preso de facto’» en la Curia Episcopal matagalpina junto a cinco sacerdotes más y cinco laicos.
«Diosidencia» en San Rafael del Norte
Finalmente, el sacerdote Rafael Bermúdez recuerda un hecho que debe ser traído a colación en el actual contexto de persecución que vive la Iglesia Católica. Se refiere a la pintura llamada «La tentación de Jesús en el desierto», elaborada en la Iglesia de San Rafael del Norte por el pintor alemán Hohann Fuchs. El parecido del diablo retratado en el cuadro con el dictador Daniel Ortega es impresionante.
«¿Qué inspiró al pintor, tomando en cuenta que para la época en que fue pintada Ortega no era parte de la historia del país?. Puede ser una revelación divina. No digamos coincidencia sino una Diosidencia», finalizó el religioso.