El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) asegura que la represión ejercida por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra monseñor Rolando Álvarez «no ha tenido límites», debido a que desde hace ocho días no ha permitido que el obispo junto a 10 personas más que lo acompañan puedan salir de la Curia Episcopal de Matagalpa.
En un comunicado de este 11 de agosto, el organismo señala que los agentes policiales al servicio del régimen han «negado la entrada de alimentos, e impedido el ingreso de la encargada de la cocina» al recinto religioso.
Además, reiteró que la dictadura de Ortega-Murillo continúa «sembrado el terror, espiando la curia con drones, obstaculizando el paso de peatones por la zona, militarizando la ciudad, intimidando con la llegada de altos mandos policiales, como la aparición del comisionado general Ramón Avellán, subdirector de la Policía quien se pasea por las calles de Matagalpa en señal amenazante y han generado zozobra con citatorias a la policía a personas opositoras».
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Destacó que «todas estas acciones represivas evidencian la intención del régimen de seguir violando los derechos humanos de los secuestrados, mantenerlos aislados, matarlos de hambre y silenciar al pueblo Matagalpa, impedir que hagan sus justas denuncias».
«¿Qué pretende el régimen con monseñor Álvarez? ¿Apresarlo, expulsarlo de su propio país, obligarlo a salir en contra de su voluntad, forzándolo físicamente?», cuestionó el Cenidh.
«Lo claro es que su fortaleza es inquebrantable y ha brindado cátedra de lo que es ser un buen pastor de la iglesia y un buen nicaragüense», dijo el organismo, tras la reaparición del obispo en una transmisión en vivo de este jueves.
«Después de varios días de zozobra pudimos ver hoy a Monseñor Rolando Álvarez celebrando la eucaristía y anunciando las próximas actividades de la iglesia. Definitivamente la coherencia y firmeza de su mensaje nos ha conmovido y motivado a seguir luchando por Nicaragua», indicó.
Monseñor Álvarez llega a su octavo día bajo asedio policial
Este jueves, se cumplen ocho días de asedio policial contra monseñor Rolando Álvarez Lagos, obispo de la Diócesis de Matagalpa. El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenó que el jerarca, junto a 10 personas más –entre laicos y sacerdotes– permanezcan en cautiverio en la Curia Episcopal de Matagalpa.
La dictadura mandó a cerrar todas las calles que acceso a la sede del episcopado matagalpino, colocó vallas amarillas, decenas de policías de tránsito, una patrulla bloquea la salida vehicular del sitio y un contingente de antimotines con escudos están plantados en la zona para impedir que el purpurado abandone el lugar. En los primeros días de asedio se contaban más de 50 oficiales, ahora el número podría ser mayor.
Desde el pasado tres de agosto, el obispo de Matagalpa está confinado en la residencia episcopal, le han impedido salir a oficiar misas, pero eso no ha callado su voz.
Pese a toda la persecución que ha vivido el obispo de Matagalpa, en su homilía de este jueves, 11 de agosto, hizo un llamado a la feligresía a no llenarse de odio porque este sentimiento destruye a la persona y no está en paz consigo mismo.
«Queremos decirles hermanos y hermanas que nuestro corazón está lleno de amor, por eso estamos en paz. Nuestro corazón está lleno de perdón, de la misericordia de Dios, por eso también les decía que estamos descansados en las manos del Señor, las mejores manos en las que podemos estar», manifestó en la homilía desde la Capilla de Las Misericordias en la Curia Episcopal de Matagalpa.
«Una persona que anda un infierno en el corazón, una furia interna, lo devora el odio, es un fuego maligno, que destruye, que hace mal. No se deje confundir por el demonio. A la primera persona que el odio destruye es así misma, a la propia persona que le ha dado cabida a esa fuerza aniquiladora que es el odio. Al mal se le vence con fuerza del bien. El bien es eternamente poderoso», agregó monseñor Rolando Álvarez.