La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a través del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor), ordenó este primero de agosto el cierre de cinco emisoras más que estaban a cargo de la Diócesis de Matagalpa, dirigida por monseñor Rolando Álvarez, uno de los obispos perseguidos por el régimen de Nicaragua.
La orden fue dada por Nahima Janett Díaz Flores, directora general de Telcor e hija del consuegro presidencial, el jefe policial Francisco Díaz. Radio Hermanos, Radio Stéreo Fátima, en Rancho Grande; Radio Nuestra Señora de Lourdes, de La Dalia; Radio Alliens, de San Dionisio; y Radio Monte Carmel, de Río Blanco; fueron las cinco emisoras aniquiladas.
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Según la Diócesis, el argumento empleado para el cierre de Radio Hermanos es que desde el 30 de enero del año 2003 no cuenta con el título habilitante vigente.
«Sin embargo, hemos de comunicar a la comunidad nacional e internacional, que en reunión sostenida con el ingeniero Orlando Castillo (QEPD) presidente ejecutivo de Telcor en ese entonces, nuestro obispo monseñor Rolando José Álvarez personalmente presentó documentación el 07 de Junio de 2016, según la misma reglamentación de Telcor solicitando los títulos vigentes, de Radio Hermanos, Radio Santa Lucía, de Ciudad Darío, Radio Católica, de Sébaco, Radio Nuestra Señora de Lourdes, de La Dalia, Radio Nuestra Señora de Fátima, de Rancho Grande, Radio San José, de Matiguás; y Radio Monte Carmelo, de Río Blanco», reza el escrito publicado por la Diócesis de Matagalpa.
Ataque a la libertad religiosa
Esta nueva embestida se suma al cierre del Canal Católico, TV Merced y otras frecuencias católicas. La dictadura, además, tiene encarcelados a dos sacerdotes, casos que expertos consideran están plagados de ribetes políticos.
«Seguiremos informando y denunciando cualquier situación que como esta siga violentando la libertad de expresión y religiosa en Nicaragua. Reiteramos nuestro compromiso con la evangelización en nuestra amada Diócesis de Matagalpa», advierte la Iglesia, recordando que la «palabra de Dios no está encadenada».
Asimismo, llaman a sus feligreses a «seguir doblando rodillas» y a unirse a las jornadas de oración y ayuno, porque, reiteran; «solo la oración salvará a Nicaragua».
En los últimos meses la dictadura de Ortega emprendió una persecución contra la Iglesia católica y sus principales líderes. A inicios de mayo, la Policía había iniciado una ola de asedio contra los sacerdotes, entre ellos está el padre Harving Padilla, párroco de la iglesia San Juan Bautista de Masaya, el padre Uriel Vallejos, párroco en Sébaco, Matagalpa, así como del mismo monseñor Rolando Álvarez, este último se tuvo que refugiar en un templo de Managua tras varios días de persecución de la Policía.