Los empresarios y directivos del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), Michael Healy y Álvaro Vargas, cumplen, este 18 de julio, 270 días de estar cautivos en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial, conocidas como «El Nuevo Chipote» tras ser capturados en la víspera de las elecciones nacionales de noviembre de 2021, donde el dictador Daniel Ortega y Rosario Murillo se reeligieron en la Presidencia de Nicaragua con todos sus contendientes tras las rejas.
El juez orteguista Ángel Jeancarlos Fernández González, del Juzgado Cuarto Distrito Penal de Managua, condenó a Healy a 13 años de prisión por «menoscabo a la integridad nacional» y nueve años a Vargas por «conspiración a la integridad nacional». El proceso contra Michael Healy y Álvaro Vargas se desarrolló en la DAJ en Managua, donde están presos desde hace nueve meses.
Fernández González, el judicial que los sentenció a varios años de cárcel, fue sancionado por el Departamento de Estado de Estados Unidos porque «socava procesos democráticos o instituciones cuando condenó y sentenció a líderes prodemocráticos por cargos falsos de “socavar la integridad nacional” en juicios falsos» contra presos políticos. Este mismo juez también condenó al empresario Luis Rivas Anduray; a los opositores Dora María Téllez, José Antonio Peraza y Víctor Hugo Tinoco.
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La lectura de sentencia se dio el pasado 10 de mayo, luego que el 29 de abril la justicia de Nicaragua y bajo las órdenes de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo sentó en el banquillo de los acusados a ambos dirigentes de la patronal y los declaró culpables.
Michael Healy y Álvaro Vargas fueron detenidos el 21 de octubre de 2021. Healy fue citado a la Fiscalía para una «entrevista» en el caso de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides). Ese mismo día fue detenido minutos después de rendir declaración ante las autoridades orteguistas. Mientras que Vargas fue capturado en su vivienda.
El empresario estaba incrédulo cuando los medios le consultaron si no tenía temor de ser apresado por el régimen después de la entrevista, como pasó con los presos políticos Mauricio Díaz y Félix Maradiaga, entre otros. Healy dijo: «No creo que me lleven detenido», esas fueron, públicamente, sus últimas palabras.