La Asociación Madres de Abril (AMA) recordó que este 27 de junio se cumplen tres años de «impunidad» del asesinato del transportista y comerciante Yalmar Antonio Zeledón Olivas, que fue acribillado mientras viajaba con su papá de crianza Edgard Montenegro. Según el reporte, motorizados le dispararon por la espalda con armas de alto alcance.
Padre e hijo se encontraban en Honduras brindando apoyo para conseguir empleo en fincas a otros refugiados nicaragüenses, que también huían del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a pesar de que la familia Montenegro tampoco tenía las condiciones para vivir en Honduras. El 27 de junio de 2019, Edgard junto a Yalmar salieron de la comunidad Los Trojes para buscar señal telefónica y llamar a Nicaragua para pedir apoyo alimenticio, pero ambos fueron emboscados por motorizados que les dispararon.
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Ambos fueron encontrados tirados en medio del camino. Uno tenía un disparo en el cuello y otro en una pierna. Zeledón había participado en las protestas y en los tranques que se levantaron en El Cuá, municipio de Jinotega, desde el estallido de la crisis sociopolítica.
La madre de Yalmar Zeledón lo recuerda como un hombre que «daba la vida por su padre, lo seguía a todas partes». Nació en Yalí, Jinotega. A partir de los siete años vivió con sus padres en Wiwilí , estaba casado con Mayra Villagra, originaria de El Cuá y vivían con sus cuatro hijos hasta enero de 2019, cuando se trasladó en busca de refugio a Honduras. Trabajó como transportista y comerciante, conducía el camión de la familia, manejaba la distribución al por menor de los productos que comerciaba su madre y apoyaba a su padre en el trabajo de la finca.
«Aunque llevaba el apellido Zeledón, dado por su padre biológico, para él su verdadero padre, el que lo crio desde los dos años de edad, cuidó, amó toda su vida como si fuera su propio hijo fue Edgard Montenegro Centeno, con quien se casó su madre Cándida Olivas Rivera», destaca la asociación.
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La familia Montenegro Centeno sufrió tres asesinatos más en solo ocho meses, la otra víctima de la familia Montenegro Centeno fue Francisco Blandón, cuñado de Edgard y Oliver Montenegro. Blandón fue acribillado por un desconocido que se movilizaba en una motocicleta, en la comunidad San José de Maleconcito del municipio de Wiwilí, departamento de Jinotega.
Sus familiares denunciaron que se trató de un trabajo de los paramilitares del régimen orteguista que se infiltraron en los refugios de los exiliados. AMA ha denunciado que a cuatro años de la la rebelión cívica han «vivido» bajo un estado policial, en constante hostigamiento e intimidación, «especialmente durante el aniversario de los asesinatos de nuestros familiares».