Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, exhortó, durante su homilía desde la iglesia Santa Agatha, en Miami, Estados Unidos, a no ser indiferentes con las personas que tienen múltiples necesidades, a ser solidarios y amorosos.
Basado en la santa eucaristía —ritual religioso, inspirado en la última cena del Señor Jesucristo—, el jerarca católico habló del milagro que Jesús hizo al multiplicar los cinco panes y los dos peses para darles de comer a una multitud que había llegado a escuchar su prédica.
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«Jesús sabía que en medio de aquella gente no todos tenían las mismas posibilidades. Había enfermos que no podrían caminar, había pobres que no tendrían con qué comprar, había mujeres solas y niños desamparados que no sabrían adónde ir. Jesús no quería que nadie se quedase con hambre, sino que todos pudiesen comer, no quería exponer a nadie al peligro ni dejar sola a ninguna persona (…) Jesús nos cuida con amor, se preocupa por lo que nos falta, no se desentiende de nuestras necesidades», expresó Báez.
Tomando como ejemplo la cita bíblica, el jerarca católico afirmó que «Jesús se preocupa cuando no tenemos trabajo o estamos enfermos, sabe que muchos tienen necesidad de legalizar su situación migratoria, piensa en nuestros bolsillos, conoce el afán de tantos padres de familia por llegar a fin de mes para llevar el pan a la familia o pagar el alquiler de la casa».
En cuanto a la crisis social y política que vive Nicaragua y otros países del mundo, el prelado enfatizó que no se puede vivir de espaldas a los grandes dramas del mundo y de la sociedad.
«Dejemos que el dolor ajeno nos toque el corazón, suframos, recemos y hagamos todo lo que podamos por ayudar. No olvidemos al pueblo ucraniano, víctima de una guerra feroz; pensemos en los exiliados que huyen exponiéndose a graves peligros para sobrevivir, no olvidemos a los presos políticos encarcelados injustamente y maltratados con crueldad».
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«Levantemos nuestra voz, recemos, hagamos algo. No dejemos que el mal y la injusticia se impongan por nuestra indiferencia», agregó monseñor Báez, quien al igual que miles de nicaragüenses vive un exilio forzado debido al asedio y persecución del régimen de Daniel Ortega.
Además insistió en que «quienes nos alimentamos de Jesús en el pan eucarístico», no pueden vivir de espaldas a las necesidades de los otros. «Hay mucha hambre alrededor nuestro: hambre de consuelo y de amor, hambre de pan, hambre de una sonrisa, hambre de esperanza y de luz».


«No podemos poner como excusa que no es problema nuestro o que no podemos hacer nada. No podemos lavarnos las manos como los apóstoles aquel día, cuando querían despedir a la gente para que se las arreglara (…) La Eucaristía es el antídoto más eficaz contra la indiferencia y el egoísmo, pues nos ensancha el corazón para amar; no podemos desentendernos del dolor, la pobreza y la soledad de los demás. Siempre podemos hacer algo», exhortó.
El llamado por parte de monseñor Báez llega en momentos en que la Iglesia católica sufre persecución, además de la crisis económica y política que vive el país y que ha obligado a miles de nicaragüenses a exiliarse, ocasionando que muchos hayan perdido su vida en su intento por mejorar su futuro. Báez asegura que Jesús consuela y tiende su mano «para que vivamos con dignidad y que no perdamos la esperanza».