Los familiares de los opositores detenidos en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como «El Nuevo Chipote», en Managua, señalan que han pasado 40 días desde la última visita «vigilada» a los presos políticos.
«Hace 40 días fue la última visita a Tamara Dávila, Ana Margarita Vijil y Dora María Tellez y las demás personas presas políticas en El Chipote» denunció a través de su cuenta de Twitter Josefina Vijil, mamá de la opositora y presa política Tamara Dávila.
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La también hermana de Ana Margarita Vijil agregó que las rehenes de la dictadura de Daniel Ortega están «totalmente» aislados, «no tienen ni un libro, ni un lápiz. ¡Demandamos visitas! #LibertadYa».
En cuanto a la situación de los opositores recluidos en «El Chipote», una fuente en condición de anonimato dijo a Artículo 66 que «todo esto es parte de la tortura con que los está tratando» el régimen de Ortega.
Añadió que la tortura de la que son víctimas los secuestrados políticos tienen que ver con el aislamiento, la subalimentación que sufren; «las bebidas, que es lo único que nos dejan meterles, ellos —la Policía orteguista— las administran y se las dan cuando quieren y cuando no quieren».
Enfatizó que la mayor tortura que sufren las personas presas políticas es la incomunicación con sus hijos e hijas. «Existe una doble tortura, no solamente a ellos sino a sus hijos», argumentó.
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«Tenemos el caso de Suyen Barahona que tiene un hijo de cinco años, Tamara Dávila que tiene una niña de seis años, Róger Reyes que tiene dos niñas, Luis Rivas que tiene cuatro hijas pequeñas, Miguel Mendoza que tiene una niña la que ha pedido verlo. Todo esto es una situación gravísima», agregó.
Otro familiar de uno de los casi 30 presos políticos en «El Chipote» señaló que a la limitación de visitas se suman a las torturas que sus familiares sufren. «Lo que hay —por parte de Ortega— es una política de exterminio, quieren anular su personalidad, quieren quebrarlos», lamentó.
Remarcan, además, que las visitas deberían estar reguladas. «Las y los presos políticos en El Chipote ya están condenados; deberían tener un régimen carcelario como todos los demás en donde hay visitas cada 15 o 21 días, donde hay llamadas telefónicas un vez a la semana».
«Tamara (Dávila), Suyen (Barahona), Félix (Maradiaga) y los demás presos no se han podido comunicar ni siquiera por teléfono, no nos permiten ingresar una carta ni un dibujo para ellos, pero lo que quiere el gobierno es exterminar al liderazgo pasado, presente y futuro de Nicaragua», concluyó una fuente consultada.
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Hasta la fecha, la dictadura de Ortega mantiene a más de 180 presos políticos en los diferentes penales de Nicaragua, 30 están el la Dirección de Auxilio Judicial, en Managua, lugar calificado por los opositores como centro de tortura.