Los miembros del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), denunció mediante sesión extraordinaria realizada este 27 de abril que el régimen de Nicaragua «llegó al extremo, no hay límites en el país» pues no respetaron la «santidad diplomática» de la sede.
Ronald Sanders, embajador permanente de Antigua y Barbuda ante la OEA, denunció que la dictadura de Daniel Ortega ha «golpeado el núcleo de las relaciones diplomáticas, actuando de manera arbitraria, ilícita y unilateralmente. Esta organización tiene la obligación ante todos los Estados miembros y ante el derecho internacional de expresar su profunda preocupación y tomar medidas adecuadas en la próxima reunión conveniente de este consejo».
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Por su parte, Estados Unidos acusó al régimen de Ortega de abandonar sus compromisos adquiridos ante la OEA destacando la situación de los opositores que «en su mayoría los líderes de la oposición se encuentran encarcelados y sometidos a juicios secretos por delitos que no han cometido y sin una buena defensa legal. Ayer (27 de abril) el régimen condenó a uno de sus antiguos embajadores ante la OEA (Edgard Parrales). El régimen demoniza la labor de la OEA», dijo el representante del país norteamericano ante el plenario.
Uruguay también rechazó esta medida tomada por el régimen de Nicaragua alegando que «esta infamia va a cambiar nuestra postura en torno a la defensa de lo que tenemos que defender. Yo creo que termina quedando en evidencia que este tipo de violencias ocultan una fenomenal debilidad del régimen, la dictadura está fuera de sí, y recurre a estas maniobras, estas manipulaciones para evitar de alguna forma la comunidad internacional le diga de alguna forma lo que le está diciendo por todos lados, establezca el malestar que se tiene para con un régimen que ya no mira, respeta, ni aprecia a su pueblo», manifestó el representante.
Este 26 de abril, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, denunció ante el Consejo Permanente el cierre y ocupación ilegal de sus oficinas en Managua y las expulsión de sus funcionarios del país centroamericano. Señaló que esta situación «nunca había ocurrido ni en tiempos de las peores dictaduras de la región».
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«Estamos ante la violación de las más elementales normas que regulan las relaciones entre Estados y organizaciones internacionales abriendo un precedente que la región no había conocido hasta ahora», añadió el representante del organismo internacional.
La dictadura decidió retirar las credenciales de sus representantes ante la OEA, Orlando Tardencilla, Iván Lara y Michael Campbell el 24 de abril, y anunció el cierre de la oficina del organismo en Managua tildándola de «instrumento del imperialismo yanqui». Tras la decisión de la administración de Nicaragua, oficiales de la Policía orteguista «ocuparon la sede de la OEA, apoderándose de sus archivos, así como de todo el material existente. Los funcionarios de la Secretaría General pueden correr serios riesgos», denuncio Almagro.