Durante el acto dedicado al fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que favorece a Nicaragua sobre la disputa con Colombia, Daniel Ortega, ilegítimo presidente de Nicaragua, aprovechó unos minutos para atacar una vez más a los obispos de la Iglesia católica, a quienes nuevamente tildó de «falsos sacerdotes y sepulcros blanqueados».
Además, comparó a los líderes religiosos con Judas y Caín, que según la Biblia, ambos personajes traicionaron a su prójimo por la avaricia y la envidia.
«Sabemos que el camino siempre está lleno de obstáculos, y el mejor ejemplo lo tenemos en la veneración de la Semana Santa. ¿A quién veneramos? Veneramos a Cristo. ¡Y qué terrible el martirio de Cristo! ¡Qué terrible! Cómo lo calumniaron y cómo lo difamaron, y cómo los falsos sacerdotes, sí, los falsos sacerdotes a quienes llamó “sepulcros blanqueados”, los llamó “sepulcros blanqueados” a los falsos sacerdotes, son los mismos que siempre están buscando cómo hacer daño», dijo Ortega, aludiendo a los líderes religiosos.
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El dictador de Nicaragua, quien es señalado por ordenar el asesinato de más de 300 nicaragüenses durante la rebelión cívica de abril de 2018, aseguró que los jerarcas «son los Judas y son los Caínes, son los que al final celebraron el martirio de Cristo, son los que al final aplaudieron el beso de Judas».
«Son los que creyeron que porque Cristo está siendo martirizado y lo llevaban al Calvario, torturando, en medio del grito alimentado por los fariseos y luego en la cruz, qué terrible; pero luego Cristo resucitó, y eso tienen los pueblos, los pueblos aún en las mayores dificultades resucitan, el pueblo nicaragüense se ha resucitado después de guerras terribles», añadió.
Desde el 2018, a raíz de las protestas antigubernamentales, el régimen de Nicaragua se ha caracterizado por ofender y difamar a los líderes católicos, quienes se han encargado de «alzar su voz» contra las injusticias, los atropellos, las violaciones a derechos humanos perpetradas por la dictadura.
En el acto presidido por la pareja presidencial, estuvieron presentes el general Julio César Avilés, jefe del Ejército de Nicaragua, el primer comisionado Francisco Díaz, jefe de la sancionada Policía, Gustavo Porras, presidente de la Asamblea Nacional, y el canciller Dennis Moncada Colindres.
