Tras el estallido social en abril de 2018 la situación de migración y exilio forzado ha incrementado debido a la crisis política y económica que enfrenta Nicaragua. Quienes están fuera son los que mantienen el grito de justicia denunciando a la pareja dictatorial compuesta por Daniel Ortega y Rosario Murillo, pero enfrentando retos y dificultades en una patria que no es la suya.
Exiliados y defensores de derechos humanos coinciden en que la decisión de abandonar su tierra «pone en riesgo la integridad física y salud emocional» de quienes se ven obligados, en especial, a salir de Nicaragua por puntos ciegos.
La excarcelada política Olama Hurtado, quien se encuentra en Costa Rica, refirió que es una situación difícil debido a que «ponemos en riesgo nuestra integridad al pasar por puntos ciegos en los que cualquier cosa puede pasar. Sabemos que muchas personas exiliadas han sido víctimas de robo, intimidación, chantaje y secuestro. Luego están las dificultades en el exilio, el tema de los papeles, el no conseguir trabajo y de ahí toda la parte emocional que implica el estar lejos de su familia y todo lo que se deja atrás. Tengo que decir que los primeros meses del exilio son muy duros, no solo por la incertidumbre, sino también por la parte emocional que también pesa».
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Entre el 2018 y el 2019 un total de 54,762 nicaragüenses solicitaron refugio en Costa Rica debido a la crisis de derechos humanos. En 2020 la cifra se redujo a 9,416 por el cierre de fronteras debido a la pandemia por COVID-19, pero tras la nueva embestida en 2021 más nicas decidieron huir.
Faltando un mes para cerrar el año pasado ya el número de personas que pidieron auxilio internacional en esa nación superaba el récord anual con 47,534 peticiones. El vecino país del sur es el mayor destino de migración para los nicaragüenses seguido por Estados Unidos y España.
Entre enero y noviembre de 2021, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) registró 72,192 aprehensiones de nicaragüenses en las fronteras, un indicador del flujo migratorio irregular hacia el país norteamericano.
El tercer destino histórico de los nicas migrantes, España, recibió 1,181 nuevas solicitudes de asilo hasta noviembre de este año. En México, otro destino de los nicas migrantes, 2817 nicaragüenses solicitaron protección internacional en 2021, según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.
Acoso y persecución persiste aún en el exilio
Hurtado, también integrante de la Unidad Nacional Azul y Blanco (Unab), afirma que aún estando en el exilio los nicaragüenses continúan siendo víctimas de persecución de parte del régimen. «Acá en Costa Rica he conocido casos de opositores que han sido intimidados por simpatizantes de Daniel Ortega y Rosario Murillo, se han visto casos iguales en Estados Unidos. Entonces, el riesgo y el acoso que un opositor sufre en el exilio no cesa sino que también podés recibir acoso en tus redes sociales o te mandan mensajes con amenazas», refirió Hurtado.
Por su parte, la activista política e integrante de la Articulación de Movimientos Sociales Ivania Álvarez, quien se encuentra exiliada en México, sostiene que «la vida en el extranjero no es nada fácil». Considera que uno de los retos de los ciudadanos que han abandonado el país es que aún fuera son blanco de «amenazas, hemos encontrado personas que han acechado a exiliados en Guatemala, México y Estados Unidos durante pequeños plantones y marchas que se han hecho desde 2018. Creo que los casos más relevantes se encuentran en Costa Rica donde ha habido atentados contra la vida de opositores».
«El año pasado entre noviembre y diciembre de 2021 vimos los casos más graves donde se atentó con arma de fuego la vida de varias personas, inclusive en Europa, en España han tratado de perseguir los plantones de activistas que se encuentran en esos plantones», añadió Álvarez.
Para la opositora, los ciudadanos también han decidido abandonar el país «por la crisis política que trajo consigo una crisis de salud, crisis de seguridad y la desesperanza ya que incluso hay personas que han decidido vender sus bienes para abandonar el país, es decir, que se pueden mantener sin necesidad de salir del país, pero existe la desesperanza de no poder garantizar a sus hijos en educación y salud un mejor futuro. En mi caso personal salí por hostigamiento y fue una de las decisiones más difíciles que he tomado».
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En cuanto a la situación de establecimiento, el abogado de migración en Estados Unidos, Mark Vaden, asegura que para que los nicaragüenses puedan obtener el asilo en el país norteamericano se toma en cuenta «la persecución por parte del gobierno o por parte de grupos que el gobierno no quiere o no puede controlar, como los paramilitares».
Vaden dice que el 37 % de los nicaragüenses ganan sus casos de asilo, una puntuación alta en comparación con el resto de solicitantes de la región centroamericana. «Por ejemplo, para los hondureños son 10, los salvadoreños 12 y los guatemaltecos son un 8 por ciento», explicó.
Son la voz que mantiene viva la denuncia
Ivania Álvarez aduce que los exiliados son quienes mantienen viva la denuncia contra el régimen Ortega-Murillo. «Las personas en Nicaragua no pueden hablar porque van a ser perseguidas, judicializadas. Entonces, hemos establecido un canal donde se recolectan las denuncias que pasan de violaciones a los derechos humanos en el país y quienes llevan esta voz son los que tenemos alguna seguridad afuera», refirió.
Pese a esto, mantiene que el riesgo sigue latente para los que tienen a sus familiares en Nicaragua y «hay un temor de que al no poder alcanzarnos a nosotros puedan atentar contra nuestra familia, pero aún así se sigue haciendo, se siguen recolectando las denuncias, se sigue tratando de apoyar a los familiares de presos y de presas, se sigue documentando toda la denuncia y elevándola a los organismos de derechos humanos».
La activista considera que la lucha desde fuera ya es una segunda etapa que ya se ha vivido en Nicaragua cuando «otras dictaduras como la de Somoza perseguían y también donde estos embajadores lograron mucho en otros momentos, sobre todo en temas de solidaridad y poner el nombre de Nicaragua en transparencia sobre lo que está pasando adentro refiriéndonos al tema de violencia y persecución, esa visibilización de los que pasa en el país está a cargo de los exiliados».
Los exiliados desde inicios de abril de 2018 anunciaron una jornada de actividades a desarrollarse en Costa Rica en conmemoración a estos cuatro años de resistencia cívica a modo de demanda a la comunidad internacional para que mantenga vigilancia en la situación de Nicaragua. A estas actividades se estarían uniendo los nicaragüenses en Centroamérica, México, Estados Unidos, Canadá y Europa.
El momento cumbre de la jornada será el 19 de abril con una vigilia que se llevará a cabo en varias ciudades de forma simultánea, seguido de un concierto cultural en la Plaza Roosevelt, en San José, Costa Rica, previsto para el 23 de abril y finalmente una misa pidiendo por la liberación de los presos políticos prevista para el 24 de abril.