Tras la quema de la venerada imagen de la Sangre de Cristo en 2020, la procesión del Viernes Santo ha cambiado en Nicaragua. La Arquidiócesis de Managua ha tenido que hacer modificaciones y adaptarse tras el «atentado» del 31 de julio de 2020, que dejó calcinada la imagen que encabezada el viacrucis penitencial.
Este año será una pintura al óleo de la Sangre de Cristo que acompañará a la feligresía católica de la Arquidiócesis de Managua en el tradicional viacrusis penitencial del Viernes Santo que recorre un tramo de la carretera a Masaya, del Colegio Teresiano a la Catedral de Managua.
La pintura de la Sangre de Cristo fue bendecida por el arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes Solórzano, este viernes, nueve de abril, previo al quinto viacrucis penitencial en la Catedral de Managua.
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Durante la bendición del cuadro, el arzobispo explicó que este no sustituye a la venerada imagen que fue «calcinada por el odio». El cuadro tiene tres cruces de oro y una reliquia de la Sangre de Cristo quemada. La decisión de crear este cuadro, según Brenes, se da tras realizar varias consultas con los sacerdotes y los fieles.
El «atentado» a la Sangre de Cristo
La imagen de la Sangre de Cristo, una de las más veneradas de Nicaragua y calcinada el 31 de julio de 2020 en su capilla en la Catedral de Managua en un incendio involuntario, según las autoridades, en un acto terrorista, de acuerdo con la Iglesia católica, llegó hace 384 años a Managua.
De acuerdo con la Arquidiócesis de Managua y testigos, un desconocido, en una acción planificada, lanzó un artefacto que provocó el siniestro.


La Policía Nacional, dirigida por el consuegro del dictador Daniel Ortega, el sancionado comisionado Francisco Díaz, concluyó que el incendio fue causado por una veladora, tal como había adelantado la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo, minutos después del suceso.
La quema de la imagen estuvo precedida de una ola de profanaciones de templos católicos en Nicaragua, lo que despertó sospechas en los jerarcas dela Iglesia y con ello se abrió otro capítulo de desencuentros con el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Traída desde Guatemala un 4 de julio de 1638, la imagen de la Sangre de Cristo, hecha de madera policromada y que fue enaltecida en un inicio como «El Señor de los Milagros», fue venerada por San Juan Pablo II en 1996, cuando se arrodilló y oró a sus pies, durante su segunda visita a Nicaragua, de mayoría católica.
En 2021, en otros municipios de Nicaragua, el catolicismo celebró misas sin templos abarrotados por la pandemia, y en algunos lugares hubo procesiones que revivieron las últimas horas de vida de Jesucristo.