El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, apeló en su homilía de este tres de abril a ser misericordiosos para «transformar corazones».
Desde la catedral San Pedro en Matagalpa, el religioso retomó el pasaje bíblico de que «tire la primera piedra quien esté libre de culpa» recordando el momento en que «Jesús salvó a una mujer de la condena de muerte», a quien instaban a que castigara por adúltera.
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El prelado hizo hincapié en la doble prueba que implicó ese momento, que calificó como «una trampa de escribas y fariseos para ver si Jesús daba un paso en falso». El obispo insistió en que ninguna persona debe juzgar a otra y menos aún si son de aquellos que tienen mala conciencia y no se arrepienten de sus pecados, lo que les resta autoridad moral e impide acusar.
Esa misericordia, que implica compadecerse ante el dolor ajeno, la considera uno de los mayores valores del ser humano. «El Señor lo único que olvida es el pecado ya perdonado», dijo.
«Solo hay algo que Dios no puede hacer y es aquello que nosotros no le permitamos realizar. Esa es la única limitación que Dios tiene. Nuestra libertad es la única limitación del todo poderío de Dios. El Señor nunca actuará en contra de nuestras decisiones libres. El Señor nunca violenta nuestra libertad y, por tanto, nuestra conciencia», agregó, instando a la conversión, «a dejar atrás nuestras fallas, arrepentirnos, llorar, dejar atrás nuestras debilidades, confesar nuestros pecados y recibir el perdón de Dios»
Demanda respeto a las leyes
El también administrador apostólico de la Diócesis de Estelí parafraseó a San Agustín e indicó que «el que esté sin pecado que tire la piedra. Esta es la voz de la justicia. ¡Cúmplase la ley! La ley justa, la ley que sirve al pueblo como instrumento de justicia y de paz; la ley que sirve para pacificar a la comunidad, una ley que esté al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la ley, una ley que no sea arbitraria ni irrespetuosa de los derechos humanos, que son inviolables e inalienables».
Recordó que «el pleno derecho de juzgar definitivamente las obras y corazones de los hombres pertenece a Cristo como redentor del mundo. Quien juzga acusa siempre. Jesús jamás acusa sino que más bien defiende».
Cuando condenamos «acaso nos olvidamos de nuestra viga», lamentó. En Nicaragua, en los últimos dos meses han sido condenados más de 30 personas presas políticas, las que han padecido aislamiento en celdas de castigo, según denuncias de sus familiares. Los juicios «espurios y viciados» han sido denunciados por los organismos de derechos humanos, quienes acusan a Daniel Ortega y Rosario Murillo de seguir una sistemática represión contra la ciudadanía como un plan para impedir que les arrebaten el poder.
«Incluso puede que se juzgue y se condene por un daño que nunca se ha cometido. El odio que nubla la razón y la persona que se dedica a terminar con el otro, juzgando, condenando y cometiendo las más graves injusticias contra la dignidad humana», expresó, recordando la situación actual del país.
En la eucaristía, correspondiente al V domingo de Cuaresma, también pidió «no permanecer en silencio ante el mal», a ver a los demás en igualdad de condiciones y a poner en práctica la palabra de Dios.