Los familiares del preso político Irving Larios lograron visitarlo por sexta ocasión en el Complejo Judicial Evaristo Vásquez, conocido mejor como «El Nuevo Chipote». Tras el encuentro y constatar la continuidad de las violaciones a los derechos humanos, los parientes del economista demandaron a la administración de Daniel Ortega el cambio de la medida cautelar de prisión preventiva a detención domiciliar para el opositor, debido a las diferentes afectaciones que padece en su salud.
Además, relatan que el reo de conciencia pudo haberse contagiado de COVID-19. Desde el ocho de marzo, día en que se dio lectura a la sentencia en su contra, Larios mostró sintomatología asociada al virus, pero las autoridades de la cárcel nunca informaron sobre esa situación. Fue hasta el sábado, 19 de marzo, durante la vista cuando se enteraron del estado de salud del economista y sociólogo.
Los familiares de Larios, en comunicación con el equipo de Artículo 66, detallaron que «la abogada nos notificó, que estuvo presente en la lectura, que vio a Irving Larios mal, afectado; y lo que decían ellos (los policías) era que estaba con faringitis, pero resulta ser que no era ninguna faringitis sino que era COVID-19. Él siguió presentando todos lo síntomas de COVID-19, pasó prácticamente desde el 8 de marzo que empezó así, después estuvo en las celdas sin que nadie lo atendiera con todos los síntomas de dolor de garganta, calentura y que le costaba respirar. Hasta seis días después fue que le atendieron».
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Indicaron que el reo político no probó comida durante dos días por los dolores en la garganta y llegó a saturar 87 de oxígeno en la sangre, lo que catalogan de «peligroso, porque incluso debajo de 90 sugieren que hay que estar pendiente a ver si se requiere hospitalización».
Los parientes de Larios se encuentran «preocupados» por su salud, él padece de hipertensión y ácido úrico. Temen que al opositor, le suceda algo similar como ocurrió con el fallecido exguerrillero Hugo Torres. «Todos los familiares nos quedamos dolidos con esa situación, pero más preocupados todavía, porque eso nos indica que así como le paso a Hugo (Torres), le puedo pasar a uno de nuestros presos», manifestaron.
Después de cincuenta días de incomunicación, Irving Larios logró ver a sus familiares, donde estos constataron que el preso político continúa bajando de peso, de 165 libras ha pasado a133. «Mentalmente está bien, está lúcido, emocionalmente sigue estando fuerte y lo que nos dice y que lo digamos; es que ellos (reos de conciencia) siguen pidiendo la liberación de todos, de los más de 170 presos políticos, que no nos cansemos hasta que los liberen, que todos son inocentes», relataron.
El economista y sociólogo es señalado de violar la Ley 1055, conocida como «Ley de soberanía» y Ley 1042, Ley Especial de Ciberdelitos, tras un juicio político que presentó una serie de irregularidades e ilegalidades procesales, según denuncia de abogados defensores de presos políticos. La Jueza Décimo Distrito Penal de Juicios, Nancy Aguirre Gudiel, lo condenó a 13 años de cárcel, más inhabilitación para ejercer cargos públicos.
El rehén de la dictadura actualmente permanece en una celda común, que la comparte con el líder campesino Pedro Mena, conoció Artículo 66.
Solicitan a las autoridades correspondientes que «al menos le den casa por cárcel». Hacen esta petición debido a las afectaciones en su salud, las condiciones precarias en las que se encuentra el opositor y por la falta o nula información que brindan los oficiales de la Policía cuando Larios se ha enfermado.
Además, denuncian que las autoridades continúan negando el acceso para ingresar una frazada a Irving Larios. Sus familiares incansablemente piden la liberación del preso político y de los más de 170 reos de conciencia que permanecen cautivos en las cárceles de Nicaragua.