El economista Enrique Sáenz afirma que la crisis alimentaria del país, debido al aumento de la canasta básica, es una de las consecuencias de la «gastada» política «socialista y solidaria» del régimen Ortega-Murillo que «está llevando cada vez más al hambre a las familias nicaragüenses».
Sáenz manifiesta que lo más grave de la situación es que, «según el mismo gobierno el salario promedio de los trabajadores de la economía formal es de C$ 11,015. Es decir, los trabajadores con empleo fijo en una empresa debidamente establecida (20% de la fuerza laboral) no están en condiciones de adquirir los alimentos contemplados en la canasta básica. Pero resulta que, según el mismo gobierno afirma, la mitad de la población laboral se encuentra en condición de desempleo y subempleo, significa que ni siquiera alcanzan a percibir el salario mínimo».
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En su artículo de opinión el economista explica que los precios excesivos del queso podría deberse a un acaparamiento del producto lo que significa «que productores o intermediarios acumulen el producto y lo almacenen para después especular con los precios», por lo que deberían tener capacidad logística que permita realizar compras masivas, capacidad de almacenamiento y, sobre todo, capacidad financiera por lo que cuestiona sobre «¿Quiénes disponen de esas capacidades en Nicaragua?».
«Así que, si la causa es el acaparamiento por parte de intermediarios y no hay acción oficial alguna, es lícito suponer que están amparados por el poder político, al igual que una de tantas otras manifestaciones del capitalismo de rapiña impuesto por el régimen», responde Sáenz a este nuevo golpe en el poder adquisitivo de lo nicaragüenses.
El político y economista destaca que la crisis alimentaria en Nicaragua no solo es el queso sino que también «la totalidad de los productos de consumo básico han subido de precio a lo largo del 2021. Aunque en este caso la sangría ha sido gota a gota, de manera sistemática y sostenida».
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«Según el gobierno, el costo de la canasta básica en el mes de diciembre 2021 llegó a C$ 16,255, que significa C$1,726 más que en diciembre del 2020. Es decir, para consumir el mínimo una familia necesitó un ingreso de esa magnitud, el pasado mes, para satisfacer sus necesidades básicas. Lo más grave es que, según el mismo gobierno, el costo de la comida llegó a C$ 11,096 mil. Subió 15% en el transcurso del año. Si una familia no percibe ese ingreso mensualmente, lisa y llanamente está padeciendo hambre», asegura Sáenz.
Nicaragua se encuentra entre los tres países de la región donde la gente pasa más hambre siendo superada solamente por Haití y Venezuela, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El informe presentado en 2021 refleja que dos de cada 10 nicaragüenses tienen dificultades para tener sus tres tiempos de comida, una situación que ha venido en aumento a raíz de la crisis política.
Por su parte las Naciones Unidas indican que 1.3 millones de ciudadanos están en la categoría de subalimentadas, lo que sobrepasa a los años anteriores, el nivel de problemas alimenticios hasta el año pasado se asemeja a los observados en el año 2000 cuando el índice de inseguridad alimentaria afectaba a 1.4 millones de nicaragüenses.