La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó su más reciente informe sobre la seguridad alimentaria en los países de América Latina y el Caribe, en el cual posicionó a Nicaragua entre los tres países de la región donde la gente pasa más hambre. La nación centroamericana solo fue superada por Haití y Venezuela.
El escrito refleja que dos de cada 10 nicaragüenses tienen dificultades para tener sus tres tiempos de comida, una situación que ha venido en aumento a raíz de la crisis política. Indican que entre el 2018 y el 2020; el 19.3 % de la población nicaragüense enfrentó dificultades para obtener los alimentos.
Nicaragua tiene la tercera tasa más alta de la región después de Haití con 46.8 % y Venezuela con el 27.4 % en cuanto a los niveles de subalimentación. En Latinoamérica, el hambre ha crecido un 30 % en apenas un año, lo que se traduce en 14 millones de personas sufriendo los estragos de la pobreza, indica el informe de las Naciones Unidas.
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El documento de la FAO plantea explícitamente la caída de los índices de seguridad alimentaria en Nicaragua en concordancia con los tres años de recesión sufridos por el país el cual ocasionó que alrededor de 200 mil nicaragüenses perdieran sus empleos y la migración que solamente en el 2021 se elevó a 100,00 la cifra de nicaragüenses migrantes.
La FAO sostiene que no cabe duda que gran parte de esta situación puede atribuirse al impacto de la pandemia de COVID-19, que redujo los ingresos de millones de personas en la región. Sin embargo, advierten que la pandemia no es la única responsable de todos estos retrocesos, ya que las estadísticas regionales del hambre llevan seis años consecutivos aumentando.
El informe también destaca que durante el periodo de la pandemia el Gobierno de Nicaragua no creó un plan ni puso en marcha medidas para aliviar el impacto de esta en el mercado y el trabajo los cuales se vieron altamente golpeados durante la emergencia sanitaria. La pandemia sumado a la crisis política de Nicaragua ha impactado fuertemente el poder adquisitivo de los ciudadanos.
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Las Naciones Unidas indican que 1.3 millones de ciudadanos están la categoría de subalimentadas lo que sobrepasa a los años anteriores, el nivel de problemas alimenticios hasta el año pasado se asemeja a los observados en el año 2000 cuando el índice de inseguridad alimentaria afectaba a 1.4 millones de nicaragüenses.
En Nicaragua se mantienen congelados los precios del petróleo y gas butano en su punto más alto, otro duro golpe al bolsillo de los nicaragüenses. El Instituto Nacional de Información de Desarrollo ha demostrado que mes a mes la canasta alimentaria aumenta a precios considerables mientras los ingresos de las familias en el país se reduce golpeando la seguridad alimentaria de los ciudadanos.